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jueves, 3 de octubre de 2013

BIZCOCHO DE CALABAZA XXL

Se lee una los periódicos, se enciende la tele, y parece que siempre se encuentra con las mismas noticias. Que nos suben los impuestos, que nos congelan los salarios, y ya puedes llorar con un ojo si no te lo recortan más, ni te atrevas a abrir la boca, ¡alma desagradecida!, si conservas el empleo. Desahucios, corrupción, malas caras. La gente te ladra. Te ladra en el autobús, te ruge en la cola del mercado y te aúlla si te encuentra al otro lado de un mostrador de atención al público. Vuelves a casa con las orejas gachas... pero allí se encuentra la salvación. Allí está la cocina, el opiáceo por excelencia para mí.  Me pongo en
modo Cuchara Perversa, y busco y revuelvo por la alacena, donde tengo de todo (aunque cada día en un sitio), me caen encima cedazos, cuencos y tubos de papel para el horno, y sé que en un momento habré entrado en un trance donde todo quedará atrás y sólo estaré yo batiendo, pesando, cortando. Es la única técnica de meditación que conozco con premio final: cuando vuelves al estado consciente, los ojos aún un poco vidriosos, no sólo te sientes mucho mejor, sino que tienes en la encimera algo que está muy bueno, y un olor divino esparciéndose por la casa. Porque algo tenemos que hacer para no perder completamente la cabeza mientras estemos en este convento. Y en días como éste, la Cuchara Perversa alcanza su mayor justificación y razón de ser. Las recetas sensatas las prepararemos otro día. Lo prometo.
Tengo en el horno un bizcocho de calabaza, por aquello de inaugurar la estación.  A decir verdad, es una perversión bastante inocentona, y relativamente sana. Hasta tiene verdura. Técnicamente cuenta como una de las famosas cinco raciones que hay que comer al día. ¿O no? Adelanto que la receta no es mía, sino que oí cómo una señora se la daba a una amiga en el autobús, y, llamándome mucho la atención, la anoté con poco disimulo. Para que veáis que ser cotilla tiene premio: aquí no vale aquello de "quien escucha, su mal oye". Todo lo contrario. Es éste un bizcocho grande, (13x28 centímetros me salió a mí) tierno, dorado. Aromático y consolador. Ideal para merendar en esos días que sientes que todo el mundo te odia.

Vamos a ello:

Receta del bizcocho de calabaza XXL:
-1/2 kilo de calabaza previamente cocida.
- 400 gr. de harina de bizcocho (con levadura)
- 250 gr. de azúcar moreno.
- 50 c.c. de anís.
- 1 cucharadita de canela en polvo.
- 4 huevos (5 si son de los pequeños)
- 100 ml. de leche (Yo le he puesto un yogur de soja)
- 50 c.c. de aceite.
- Perversión opcional añadida: 250 gramos de nueces peladas y troceadas. No le van a hacer ningún daño.

Precalentamos el horno a 180º. Engrasamos y enharinamos un molde grande, de modo que la masa no sobrepase la mitad de su altura. Separamos las claras de las yemas, batimos las claras a punto de nieve y reservamos. Se baten las yemas con el azúcar hasta que blanqueen y aumenten de volumen, en Thermomix son unos 3 minutos, 50º, vel.3. Se añade el anís, la canela, la leche y el aceite, y se sigue batiendo. Se añade la harina cernida por un tamiz. Se bate todo y al final se añaden las claras con cuidado, para que no se baje, le añadimos las nueces si las va a llevar y se pone al horno una hora. Vamos pinchando para ver si la aguja sale seca y cuando ya esté hecho, se apaga el horno, se entreabre la puerta y se deja enfriar así unos minutos. Después lo desmoldamos con cuidado de no liarla mucho y lo ponemos sobre una rejilla para que no se condense la humedad.
Dura tierno varios días. O eso decía la señora del autobús: en mi casa no ha durado lo suficiente para verificarlo.

1 comentario:

  1. Qué pena, ya casi no puedo probar nada de esto ... A ver y me haces uno sin azúcar para mi

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