La cuenta atrás navideña sigue corriendo. Recibo por correo la programación del colegio de mi hijo el pequeño para los eventos propios de la fecha y algunos posteriores: la función de Navidad, la merienda de Reyes y demás. Se incluye una amable invitación a un retiro de antiguas casadas, que leo no sin cierta perplejidad: hombre, una lleva con papeles muchos años, con el mismo señor, además, y tiene su edad, pero digo yo que tampoco hay por qué señalar de esa manera.... Se excluye además, de manera del todo inexplicable, a las antiguas solteras, e incluso a las modernas casadas. Todo el asunto me deja ligeramente dolida, hasta que caigo en la cuenta de que, probablemente, se ha producido una involuntaria omisión de la palabra "alumnas" entre "antiguas" y "casadas". Esto debería tranquilizarme, pero, por algún motivo, el tema me deja para el resto del día con la ingrata sensación de que soy un vejestorio lamentable. Sensación que decido combatir preparando alguna de mis cosas. Concretamente, tengo hecho un turrón de yema buenísimo, pero que no me ha quedado con la consistencia deseada. Creo que es porque he cocido el almíbar poco tiempo, no ha espesado lo suficiente, y por eso, al enfriar, no ha tomado el cuerpo que debía. Acabo de inventar el turrón que se come a cucharadas, y como muy práctico no es, creo que formaré unas yemas con él. Así que me lavo mis manos y voy haciendo bolitas, rebozándolas en almendra laminada. Ya se ve mejor, pero sigue teniendo un aspecto untuoso y pegajosillo que, por algún curioso motivo, me recuerda un montón a un conocido y actual ministro... Corregimos el exceso con una vestidura de azúcar glas, y esto es otra cosa, ya las tenemos hechas unas personas.
Estas cositas quedan muy monas si las alternamos en unas bandejas con trozos de turrón variado, hojaldrinas y todo eso, y mejor aún si dejamos caer, con una modestia más falsa que Judas, que las hemos hecho nosotros. Ideas que doy. Ahora, que pasado el día 6 de enero, ya nadie quiere ver un dulce de Navidad jamás en la vida, así sea lo último que hubiera para comer en una isla desierta, así que haced un favor a las visitas y retiradlas. A mí me ofrecieron una vez en una casa mantecados y una copita de anís en "mayo", cuando aquéllos habían ya completado un proceso natural de momificación. Jamás volví.
Os doy la receta base del turrón de yema. La he sacado del Lecturas, especial de Navidad. Porque tengo también la de la Thermomix de Navidad, la del cocina "LOVE" de Navidad..... no os podéis imaginar lo que me quieren a mí los kioskeros de Málaga, al hijo de alguno le voy a pagar una carrera. (¿A que sí, Paco?)
- 300 gramos azúcar glas.
- 1 limón.
- 1 ramita de canela
- 8 yemas de huevo
- 200 gramos de almendra molida.
- 200 gramos de nueces peladas.
Pelar con cuidado el limón, sin llevarnos la parte blanca. Triturar las nueces con una picadora, o con el robot de cocina. Poner el azúcar, la canela y el limón en un cazo, añadir 100 ml. de agua y dejar cocer al fuego un par de minutos, hasta obtener un almíbar clarito. Pero eso es mentira, porque yo lo hice así y me quedó un almíbar tan flojo que por eso luego el turrón se quedó blando. Cocedlo algún tiempo más, hasta que se vea un almíbar más consistente, que caiga en hilos, y al enfriarse dé una masa en condiciones. Batir las yemas en un cazo, con varillas manuales, hasta que estén espumosas. Colar el almíbar, que debe haber enfriado un poco, e incorporarlo a las yemas, poco a poco y removiendo. Añadir la almendra y 150 gramos de las nueces, y cocer a fuego lento durante unos 5 minutos, sin dejar de remover con una cuchara de madera, hasta obtener una pasta lisa y homogénea. Con tiento, que se quema. Verter esta preparación en un molde rectangular, de paredes bajas, y forrado con film, y dejar enfriar en la nevera un mínimo de 12 horas. El máximo no lo dice, yo lo dejé dos días, y ya podía dejarlo hibernado para siempre jamás, que no se endurecía. Desmoldar el turrón, cortarlo en porciones sobre una tabla (yo lo chafé literalmente al intentar cortarlo, y de porciones, nada: allí había una plasta imposible de manejar) Disponerlas en una fuente, decorar con el resto de las nueces y servir.
Por favor, si a alguien le sale bien tal como viene inicialmente la receta, que me lo diga, y así podré morirme de asco, pensando en que después de todo, soy una nulidad en la cocina. Muchas gracias.
No sé por qué se ven tan grandes, están casi a escala real... Aunque ya depende del gusto personal si las vamos a presentar en formato albondigón. |
Estas cositas quedan muy monas si las alternamos en unas bandejas con trozos de turrón variado, hojaldrinas y todo eso, y mejor aún si dejamos caer, con una modestia más falsa que Judas, que las hemos hecho nosotros. Ideas que doy. Ahora, que pasado el día 6 de enero, ya nadie quiere ver un dulce de Navidad jamás en la vida, así sea lo último que hubiera para comer en una isla desierta, así que haced un favor a las visitas y retiradlas. A mí me ofrecieron una vez en una casa mantecados y una copita de anís en "mayo", cuando aquéllos habían ya completado un proceso natural de momificación. Jamás volví.
Os doy la receta base del turrón de yema. La he sacado del Lecturas, especial de Navidad. Porque tengo también la de la Thermomix de Navidad, la del cocina "LOVE" de Navidad..... no os podéis imaginar lo que me quieren a mí los kioskeros de Málaga, al hijo de alguno le voy a pagar una carrera. (¿A que sí, Paco?)
- 300 gramos azúcar glas.
- 1 limón.
- 1 ramita de canela
- 8 yemas de huevo
- 200 gramos de almendra molida.
- 200 gramos de nueces peladas.
Pelar con cuidado el limón, sin llevarnos la parte blanca. Triturar las nueces con una picadora, o con el robot de cocina. Poner el azúcar, la canela y el limón en un cazo, añadir 100 ml. de agua y dejar cocer al fuego un par de minutos, hasta obtener un almíbar clarito. Pero eso es mentira, porque yo lo hice así y me quedó un almíbar tan flojo que por eso luego el turrón se quedó blando. Cocedlo algún tiempo más, hasta que se vea un almíbar más consistente, que caiga en hilos, y al enfriarse dé una masa en condiciones. Batir las yemas en un cazo, con varillas manuales, hasta que estén espumosas. Colar el almíbar, que debe haber enfriado un poco, e incorporarlo a las yemas, poco a poco y removiendo. Añadir la almendra y 150 gramos de las nueces, y cocer a fuego lento durante unos 5 minutos, sin dejar de remover con una cuchara de madera, hasta obtener una pasta lisa y homogénea. Con tiento, que se quema. Verter esta preparación en un molde rectangular, de paredes bajas, y forrado con film, y dejar enfriar en la nevera un mínimo de 12 horas. El máximo no lo dice, yo lo dejé dos días, y ya podía dejarlo hibernado para siempre jamás, que no se endurecía. Desmoldar el turrón, cortarlo en porciones sobre una tabla (yo lo chafé literalmente al intentar cortarlo, y de porciones, nada: allí había una plasta imposible de manejar) Disponerlas en una fuente, decorar con el resto de las nueces y servir.
Por favor, si a alguien le sale bien tal como viene inicialmente la receta, que me lo diga, y así podré morirme de asco, pensando en que después de todo, soy una nulidad en la cocina. Muchas gracias.
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