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miércoles, 23 de julio de 2014

MOUSSE DE CALABACIN Y PUERRO. Pero qué poquitas ganas....

Tenemos menos ganas de lo normal de entrar en la cocina y sobre todo de platos calientes. Mi santo marido es una de las pocas criaturas que yo conozco que tiene la "asaúra" de tomar puchero en invierno y en verano. Pero ahora sólo lo toma cuando vamos a comer a casa de mis suegros, porque ésta que lo es se niega a prepararlo de junio a septiembre. Este es un punto que pusimos en las capitulaciones matrimoniales y nunca se ha llamado a engaño, pobrecito mío. Ahora, como digo, hay menos ganas de cocinar y de todo en general. Me pongo a patalear cuando me llaman por teléfono y tengo que recurrir a toda la educación que consiguieron inculcarme las monjas -aquellas santas mujeres-, para no soltarle al inoportuno:
- Buenos días, caballero. Soy la señora de la limpieza y no, la señorita abogada no está.  Se ha ido a hacer un retiro espiritual a la India. Y hasta dentro de dos meses no vuelve. Eso sí,  me ha dicho que le diga que a ver si deja usted de dar la lata, que de su asunto no hay nada y que los Juzgados van a volver a estar en el mismo sitio tras las vacaciones.  Hale, a mandar... 
Las vacaciones son muy necesarias, imprescindibles, cuando te das cuenta de que empiezas a mirar con cara de perro a todo el mundo, tú, ser cordial y sociable por naturaleza. Al inocente jubilado que se sube en el autobús cuando ya está llenísimo y te obliga a estrujarte para adentro (horrible estorbo), a la señora que tienes delante en la caja y nunca se va  (merece la muerte) , al vecino que celebra un cumpleaños (cogías la recortada y la cargabas de perdigones con sal...). Necesitamos las vacaciones cuando odiamos al género humano: es preciso un poco de aletargamiento mental, leer libros estúpidos y ver películas tontitas, y en general la evasión... Por eso ha existido siempre la canción del verano. Pero nos hemos vuelto tan sosos que ya ni canción del verano hay. Para mí no ha habido otras como las de Georgie Dann. Mejor cuando traía coreografía, cuanto más idiota mejor. ("Esta "sí" que es "hortera", nos decíamos cada año con tanto horror como regocijo) Eran fantásticas cuando estabas en una verbena, andabas ya un poco trompa y te ponías a hacer el ridículo sin ningún complejo.Yo  recuerdo a mis padres, hace muchísimos años, en la fiesta anual de la urbanización del Rincón. Orquesta de nombre completamente olvidable. Mamá con su falda rociera y su flor en el pelo. Papá revestido con la mala sombra que Dios le dio para el cante y el baile, y con un sombrero cordobés que le habían prestado. Alguien había tenido la feliz idea de traer "leche de pantera" que es un brebaje que proporciona unas tajadas asesinas, (creo que lleva leche condensada y ginebra: combinación letal) y, tras dos o tres lingotazos, todo el personal estaba que embestía. Ante mis ojos fascinados, y a una edad en que aún tienes un gran sentido de la vergüenza ajena, se desarrolló una escena de pesadilla.  Mis padres. Bailando "Los pajaritos" con frenesí. Tanto, que mami se cayó al suelo, ya un tanto perjudicada, y se quedó allí tronchadita, hasta que la pudieron levantar y se fue, llorando de risa, con su flor torcida. Y papá siguiéndola por detrás, cantando la "Campanera" (no tengo ni idea de por qué), con su inigualable y peculiar sentido musical: cuando papi cantaba, la sensación percibida era igualita a cuando muerdes un limón. No ocurría con frecuencia, gracias a Dios. Todo el grupo de amigos de la urbanización observábamos, fascinados el espectáculo:
- ¡Huy mi maaaadre, la pea que lleva!
- ¡Y la mía más, que se ha subido a la mesa!
 Porque eso era lo bueno: todos pasábamos equitativamente la misma vergüenza, así que nadie se podía reir de nadie.
Echo de menos tanto hacer el idiota con la canción del verano.... De verdad...
Vuelvo al presente. Tengo bastante verdura en la nevera y hago un plato frío, para variar de las cremas y los salteados. La mousse de verdura es un valor seguro, vamos a ella:
Receta de la mousse:
- 2 calabacines (unos 500 gramos)
- 300 gramos de blanco de puerro
- 3 huevos
- Dos o tres cucharadas de tomate frito.
- 100 ml. de leche evaporada o media tarrina de queso de untar light.
- Sal, aceite y pimienta.
- Mayonesa para acompañar y adornos al gusto: tomate cortado, cherry, aceitunas, alcaparras....
Se pelan los calabacines, dejando algunos trocitos de parte verde y se pican en rodajas, junto con los puerros. Se saltea  la verdura con un poco de aceite y se sala. Una vez rehogado este sofrito, se pone durante un rato en un colador y se aprieta un poco, para que suelte toda el agua que sea posible.
Se enciende el horno a 180º y se pone dentro la bandeja del horno con agua caliente.
Batimos en la Thermomix o en la batidora los tres huevos junto con la verdura, el tomate frito, la leche o el queso que usemos y un poquito más de sal y de pimienta. Vertemos esta mezcla en un molde de cake y lo tenemos cociendo entre 45 minutos y una hora, hasta que al pincharlo con la brocheta salga limpio. Cuando esté cocido lo sacamos, lo dejamos enfriar y lo reservamos en la nevera hasta el momento de servir.
Se acompaña de mayonesa y se puede tomar con ensalada o untado en tostadas. Agradece bastante una buena compañía y una copa de vino blanco o rosado bien fresquito. Salud.

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