Lo sé, lo sé. Es día 17 y todavía no he puesto ni una mísera receta de platos navideños. Y lo haré, pero admito que tengo tal estragamiento ambiental navideño que me da muuuucha pereza. Nos están metiendo los mantecados en la boca desde antes de guardar las bolsas de la playa. Si os dais cuenta, en junio tenemos en todas partes la "vuelta al cole", cuando las criaturas ni han acabado de sacar los "cates"; y la feria, el Halloween y la Navidad casi en el mismo lote. Qué apreturas, de verdad.
Antes de entrar en materia, doy la última hora sobre la suerte de mi queso curado: ese que elaboré en octubre, con la ayuda de mi kit Señorita Pepis (es que soy antigua) de quesera, y que tanta lata me dio. Bueno, pues el invento ha permanecido curándose esos dos meses y medio. Desde el principio he tenido que estar dándole la vuelta a diario y luchando contra la fastidiosa tendencia del puñetero quesito a cubrirse de moho, que yo eliminaba con un cepillo. Peor que un niño pequeño, vamos. De un tiempo a esta parte, sin embargo, su comportamiento cambió. Se estaba encogiendo por días, como una cabeza reducida por los jíbaros. Y el moho desapareció por completo. Toda forma de vida parecía haberse ausentado. En vista de que La Cosa iba tomando el peso y la consistencia de una piedra, no he podido esperar más y lo he abierto, con el cuchillo de cocina japonés más enorme que tengo, casi igual al machete con que el tatarabuelo luchó en Filipinas contra los tagalos. Y, una vez que conseguí abrirlo, me encontré esto:
A pesar de lo que pudiera parecer, ha salido bastante comestible, con un toque ahumado por el pimentón con que lo había recubierto. Y bueno, sí, ha estado bien como experiencia pero, a menos que me toque la lotería y me compre una granja de cría de ganado, creo que lo dejo por ahora, sobre todo habiendo en el mundo queso payoyo y manchego y de los montes. Qué queréis que os diga.
Respecto al tema de la Navidad, creo que también me influye hoy el hecho de haber estado comprando en el Mercadona, donde sonaba interminablemente: "Feliz Navidad, Feliz Navidad, próspero año y felicidad", una vez después de otra, como una especie de mantra. Eso contribuyó aún más al hecho de que, según he observado, mi coeficiente intelectual (no muy vistoso a decir verdad, para qué nos vamos a engañar), parece disminuir habitualmente en varios puntos cuando voy a hacer la compra. Esto lo suelo hacer los martes o miércoles, después de ocuparme de todo lo demás, y ya antes de entrar estoy algo atocinada. Lo cierto es que, para cuando llego a la caja, he chocado el carro contra varios expositores, he pasado doce minutos dando vueltas buscando el azúcar con la mente completamente en blanco y, en definitiva, me he vuelto completamente imbécil. Sólo vuelvo en mí después de haber pasado por caja, como una borrega, y descubro,entonces y sólo entonces, que además de todo lo anterior me he llevado un paquete de harina agujereado y cuatro clases diferentes de latas de anchoa, que soy completamente incapaz de recordar para qué las quería. Señor.
Con todo, estoy intentando concienciarme de que hay que preparar alguna cosita de Navidad, y mientras me decido, he hecho un bizcocho inspirado en una receta del libro de pasteles de la pluscuamperfecta Martha Stewart, (sí, he vuelto a pecar: me averguenza reconocer la cantidad de libros de recetas con que he enriquecido mi colección) con una textura algo crujiente debido a la harina de maíz, de bonito colorido y muy rico:
Ingredientes:
-150 gramos de harina de repostería
-80 gr. de harina de maiz de la amarilla o polenta
- 2 cucharaditas de levadura de repostería
- 1 cucharadita de sal
- 200 gramos de azúcar y 50 gramos más para espolvorear (estos últimos se los puse de azúcar glas)
- Almendra en lámina para poner por encima
- 120 ml. de suero de leche (sustituible por yogur)
- 3 huevos
- 100 gramos de mantequilla sin sal fundida
- 250 gramos de cerezas deshidratadas. Se pueden poner arándanos. Yo he añadido algunos.
Precalentar el horno a 170-180º
Poner las cerezas en un bol que pueda ir al microondas con agua que las cubra y ponerlas a potencia máxima 3 minutos. Escurrir y reservar.
En la Thermomix: Batir el azúcar y los huevos a 37º, 3 minutos, vel. 3, y luego otros 3 minutos sin calor. Añadir la mantequilla, los huevos y el suero de leche o yogur, y mezclar unos segundos a vel. 7. Poner la sal, el azúcar, la levadura y las harinas y mezclar unos segundos más.
Con batidora, batir los ingredientes en el mismo orden.
Engrasar un molde de plum cake, pasar las cerezas por un poco de harina y tamizar. Verter en la mezcla anterior e integrar con una cuchara. esto es para que no se vayan todas al fondo. Se pone encima la almendra en láminas.
Se pone al horno unos 40 minutos, pinchamos para ver si está cocido y, al sacar el bizcocho, ponemos el azúcar glas por encima.Dejar enfriar en una rejilla.
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Os puedo asegurar, sin faltar a la verdad, que no está muy malo. |
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Visto de cerca: es incluso mejor. |
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