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miércoles, 14 de enero de 2015

BARRITAS ENERGETICAS DE AVENA Y FRUTOS SECOS. Porque la vida es un deporte muy duro...

Esta entrada va dedicado especialmente a todos los que habéis hecho el sincero (y efímero) propósito de hacer ejercicio este año... En lo que a mí respecta, escéptica y floja por naturaleza, debo decir que detesto los gimnasios. Me deprime pasar junto a uno y ver a todas esas voluntariosas criaturas echando el alma con cara de mortal aburrimiento. Para compensar aunque sea algo, suelo caminar bastante cada día, e incluso, hace tiempo, estuve saliendo a correr durante muchos meses, hasta que las rodillas me protestaron y el hastío de competir contra mí misma empezó a ser insoportable.
Recuerdo que cuando veraneaba en el Rincón y mis amigas y yo teníamos veinte o veintiún años, nos hicimos el propósito de salir a correr por las tardes, con nuestras zapatillas y nuestra cinta guay en el pelo: estábamos en los felices  80. No puedo olvidarme de  Eva Nasarre  y su programa matinal de aeróbic. Yo siempre la encontré algo estomagante con su tipín -cochina envidia- y su voz de pajarito (cuando mi madre pasaba por delante de la tele, siempre soltaba algo como: "No es pava ésa ni ná" o "Eso es todo mentira, ni suda siquiera" Opinión que comparto). Pero en nuestra espesa conciencia de chicas sedentarias algo fue calando lentamente y llegó el día que decidimos hacer ejercicio. Todas éramos entonces muy jóvenes (ay) y muy fumadoras. Así que muy bien. Los primeros doscientos metros. Entonces una de nosotras se paraba y decía:
-Tía, qué palo, esto no puede ser bueno para la salud, me estoy ahogando.
Con lo cual nos minaba la moral a las demás. Otra decía:
-Vamos a parar un poquito, que ya hemos hecho un buen tramo.
Nos sentábamos a coger resuello, lo volvíamos a intentar como jabatas, (poco), y llegaba el momento en que otra decía:
- Esto es un asco, tú. Yo me voy a fumar un cigarrito.
-Y ya que estamos, nos podemos ir al chiringuito a tomarnos algo.
- Una cervecita...
- Un tinto con Casera.....
Fin de la época olímpica...... Ni calentadores, ni mallas, ni cinta del pelo, ni ná. Todo fue a parar al fondo del baúl. Hasta hoy.
Recuerdo ese anuncio de una bebida isotónica con el eslógan que he puesto en el título. ¿Recordáis? Hecho a medida para gente tan vaga como yo. Yo no uso las barritas para hacer deporte, pero son muy buenas para llevarlas encima y comerte una a media mañana antes de que te dé el bajón de azúcar que te sume en la miseria. Y si sois de esa raza superior que sí hace ejercicio habitualmente, animaos con ellas, que salen muy buenas y mantienen un montón. (Mi canario comía una cosa parecida que tenía colgada de la jaula... jijiji, En serio, que están buenas) 

Ingredientes:
- 300 gramos de copos de avena finos.
- 300 gramos de frutos secos variados un poco triturados: nueces, almendras, avellanas, pipas...
- 200 gramos de azúcar moreno, o incluso 150 si no os gusta tan dulce
- 3 huevos.
- 3 cucharadas de aceite de oliva
- Dos o tres cucharadas de sésamo.
Se baten los huevos y se mezcla todo en un bol.
Se precalienta el horno a 170º. Engrasamos la bandeja y con las manos mojadas vamos apretando la mezcla para que quede lo más homogénea posible en toda la superficie. Apretar todo lo que se pueda para que luego quede compacto y no se nos rompa mucho. Hornear unos 25 minutos, sacar y dejar enfriar sobre una rejilla. Cortar en porciones cuando esté frío.

Y a seguir compitiendo.. De los perseverantes es el reino de los Cielos. Así que, por esa regla de tres, a esta vuestra servidora le darán un negociado de mala muerte en alguno de los círculos intermedios...

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