Buscar este blog

miércoles, 11 de febrero de 2015

BOLLOS DE MANTEQUILLA TOSTADA. Que estamos mú malos.

En mi casa se ha declarado emergencia sanitaria: todo el mundo se ha puesto enfermo. Primero empezó el pequeño, que se tiró dos días con fiebre y que, tras una transitoria mejoría que aprovechó para irse  (de noche) a jugar al fútbol, volvió diciendo:
-Mamá, tengofríotengofríotengomuuuchofrío.....
Y al dia siguiente, vuelta la burra al trigo: malo otra vez. El día anterior mi marido estaba ya apuntando maneras con una sospechosa e inexpresiva cara de zombi. Terminó metiéndose en la cama y tiritando a pierna suelta, con un kilo de cebollas cortadas en la mesilla de noche. Hoy, el mayor ha empezado también a quejarse del dichoso frío.... Total, que tengo el salón hecho un hospital de campaña, recortes incluidos: yo soy el médico, la enfermera de planta, el jefe de recursos humanos, el celador y el que vende los números para el sorteo de la Cruz Roja. Así que aquí nos tenéis, con  el termómetro, el paracetamol, el ibuprofeno, el Flutox y toneladas de pañuelos de papel en la mesa, hasta que me he visto obligada a poner una bolsa para que los fueran tirando, porque nos llegaban a las rodillas. Al final se han quedado sin ninguno y he terminado yendo a por un rollo de papel de cocina, que era más práctico. A todo esto, penooooosos a más no poder: que si tómame la temperatura, que si, nena, estoy malísimo, que si mami, ponme otra manta.... y una variedad de toses lastimeras que ríete tú del coro de "Los Miserables". A todo esto, yo venga a sacar perro, a poner sopitas, y a lavar platos, que a veces parece que estoy en el Día de la Marmota, atrapada en un bucle del tiempo, y siempre me pilla en el fregadero, fregando los mismos platos. Por Dios, qué cansinera. Y rezándole estoy a Dios para no caer yo también. No puedo. Con la de cosas que tengo que hacer. Cuando yo me pongo mala hago aproximadamente las mismas cosas que cuando no lo estoy, sólo que, como el Llanero Solitario, saco mi petaca, me endiño un lingotazo de Frenadol y sigo, a lomos de mi caballo, montando por las verdes praderas de Manitú en busca de otra misión que cumplir. Como una jabata. A ver si adivináis quién me cuida a mí cuando me pongo mala: exactamente, lo que estáis pensando. Mira que sois gente inteligente, cachisenlamar. Así da gusto.
Es curioso el tema de la salud. Yo estoy ya en ese momento vital en el que me estoy diciendo todo el día a mí misma que aún estoy estupenda, pero lo cierto es que el cuidado de tu persona empieza a tomar tintes  un tanto histéricos. Esta mañana, en el desayuno, me he puesto a contar y resulta que tengo un tarro de isoflavonas de soja, otro de aceite de onagra, Omega 3 y alcachofa para cuidar el hígado. Eso sin contar la melatonina para dormir, los tres coquitos del Brasil que tienes que tomar para el zinc, el magnesio, los arándanos y las bayas de goji, que son antioxidantes, más el yogur para el colesterol. Por supuesto, equinácea, para subir las defensas. Una es que es muy alternativa y muy hierbera. Tampoco me iría mal su poquito de colágeno, que me están doliendo las articulaciones. Así que pienso que a lo mejor termino antes poniéndolo todo en un plato y tomándomelo con una cuchara sopera. Todo lo queremos arreglar a base de mejunjes, en vez de comer bien, hacer ejercicio y reírnos  un poco más. Qué trabajositos nos ponemos, desde luego.
De manera que para sortear tanta indisposición, saco del congelador para la merienda unos bollos criogenizados de mantequilla tostada que preparé hace una semana. Están exquisitos. Y de paso se me callan un rato, que todo hay que decirlo. Saqué la receta del blog La panadería de Carmela, que a su vez lo saca de algún libro de Xavier Barriga. Que sin duda tengo, pero soy tan floja que tiro de Internet..... Qué mala es la inmediatez.
Receta para 10 hermosos bollos de 80 gramos:
 - 500 gramos de harina para pan.
 - 10 gramos de sal.
- 280 ml. agua.
- 15 gramos de azúcar
- 10 gramos de leche en polvo.
- 30 gramos de mantequilla.
Lo primero que hacemos es fundir la mantequilla en un cazo hasta que se dore, cuidando de que no se oscurezca, porque entonces amarga. Si usamos Thermomix, ponemos todos los ingredientes en el vaso 15 segundos, a velocidad 6, y luego se amasa 2 minutos a velocidad espiga. Y si no hay Thermomix, ya sabéis lo que toca: puños y a amasar unos diez minutos. Es buenísimo para los brazos, ni pesas ni nada. Se divide la masa en diez trozos de 80 gramos, se le da forma de bola y se dejan reposar tapados con un paño 30 minutos. Después se forman los panecillos a gusto del personal, como cuando nos daban plastilina en parvulitos. Los pliegues que hagamos los ponemos siempre hacia abajo. Dejamos reposar hasta que doblen el volumen. Precalentamos el horno a 250º,  poniendo dentro, en la parte de abajo, una olla con agua, durante 20 minutos. Esto es para que genere vapor, que se traduce en pan más tierno y mejor corteza. Cuando hayan pasado los 20 minutos, bajamos la temperatura a 220º, metemos la bandeja del horno con los bollos y los cocemos 16-18 minutos, hasta que se vean dorados.

Qué bonitos eran mientras duraron. La leche en polvo les da una miga tierna y cremosa y la mantequilla tostada, que está en una dosis bastante moderada, le da un punto aromático muy especial. Y ya no queda más que acompañamiento al gusto.
En fin. Espero que la salud vuelva pronto a esta vuestra casa. Aunque yo me estoy notando un zumbidillo extraño en los oídos y una medio tos ocasional...No puedo, no puedo, de verdad.....

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.