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miércoles, 4 de marzo de 2015

EMPANADA DE MARISCO "MODO ORELLANA"

Hoy traigo plato de celebración. Si hay algo que he aprendido es que hay que celebrar absolutamente todo lo que podamos mientras estemos en este convento. La ocasión lo merece: este mes pasaré a integrar el cuadro de honor de españoles que han conseguido pagar su hipoteca enterita. A estos fines, preparo una empanada de marisco, diferente y exquisita. Debo la receta a mi amiga Mª Carmen Orellana, que es más apañada que un jarrillo de lata, gran compañera y todavía mejor persona. Le saqué la receta en una celebración a donde ella la llevó y yo me la comí.(bueno, no toda....)  Aún no había bebido gran cosa, así que existen grandes posibilidades de que mas o menos esté correcta, salvo algún detalle. Si no es así, Mari Carmen, te doy permiso para que la próxima vez que nos veamos me endiñes una colleja, por fusilar vilmente tu receta.
Recuerdo cuánta ilusión me hizo firmar la escritura de la hipoteca. Mirad si era infeliz. Mi casa recién estrenadita, una vida nueva.... Como todos los nuevos propietarios, nos escapábamos para ver la casa en construcción, aunque en teoría no se pudiese entrar. Gracias a la clandestinidad, pudimos constatar varias interesantes anomalías: mi cuarto de aseo, más pequeño que las cajas para las botas de algunas zapaterías, me lo habían hecho sin la ventana. Cuando le dijimos al jefe de la obra que no nos hacía ninguna gracia tener un aseo como un costurero,  se molestó y todo: pues anda que éramos delicados, ventana más o menos. Ahí saqué el genio heredado de doña Pepa/Carmen (lo de los dos nombres lo contaré otro día), y, por supuesto, nos la pusieron. Mejor todavía fue cuando vimos el aljibe que habíamos encargado bajo el hueco de la escalera plantificado en medio del despacho, como elemento decorativo principal. También tuvo su gracia cuando subimos a ver los dormitorios y en el testero donde iba el armario empotrado de uno de mis hijos habían pintado un burro que se parecía muchísimo al capataz. Un poco menos de gracia nos hizo comprobar que todos los WC estaban ostensiblemente estrenados. Y perdón por el modo de señalar. Al parecer, eso es común, una especie de rito de paso o inauguración que practican los albañiles del mundo entero, para desearte suerte en tu nueva vida. Y no nos podíamos quejar: a un vecino nuestro, antes de entregarle la casa, tuvieron que cambiarle el parquet enterito, porque habían metido dentro a dormir a los perros de la obra, y cuando el pobre hombre entró por la puerta, se encontró con una plaga de pulgas amaestradas como las del Circo Price, haciendo acrobacias. Verídico.
 Por si fuera poco todo esto, al arreglar el patio y escarbar, como en el patio de las malvas, para quitar todo el cascote de relleno, va y me dice mi marido:
- Oye, que aquí hay un montón de piedras blancas y negras con letras.
En alguna se adivinaba hasta el R.I.P. Hacía poco que habían hecho la limpia del cementerio de San Miguel para poner el parque que existe hoy.  Y los restos los habían usado para rellenarnos los patios. Os lo juro. Por suerte, a los finados propiamente dichos hace tiempo que les habían hecho la mudanza. Nos dio la risa macabra, y yo me acordaba de mi padre cuando me recitaba:

Dígase lo que se diga,
¡qué bonito es un entierro!
Con su caballito blanco,
con su caballito negro,
con su cajita de pino
y su muertecito dentro.
Dígase lo que se diga,
¡qué bonito es un entierro!

En fin, dejando a un lado la evocación, he dado a probar la receta a mi grupo de control/familia y les ha encantado a todos. Yo esta vez la he catado virtualmente, porque ya empecé la dieta: soy fuerte. Qué narices: soy una desgraciada que no hace más que comer proteína. De verdad, qué asco. No sé si perderé peso, pero se me va a quedar cara de salmón. Igghhhhsss.

 Ingredientes:
- 2 planchas de hojaldre
- 1/2 kg. de mejillones
- 1/2 kg. de gambones.
- Una cebolla y un puerro
- Sal y pimienta
- 2 cucharadas de carne de pimiento choricero
-  2 ó 3 cucharadas de tomate frito
- 1 brik de nata
- 1 cucharada de Maicena.

Primero limpiamos ben los mejillones y los ponemos en una sartén con un chorro de vino blanco, los tapamos y los dejamos abrir al vapor. Apartamos y reservamos. Cocemos los gambones y luego los pelamos, reservando las colas. Ponemos las cabezas en una sartén, añadimos un chorro de coñac, flambeamos y luego apretamos bien las cabezas, de manera que recojamos todo el jugo. En la Thermomix podemos poner el coñac, un cubilete de agua y las cabezas, 4 minutos, 90º, vel. 8. Colamos en cualquier caso el jugo y reservamos.
Picamos muy finos y rehogamos el puerro y la cebolla. A continuación picamos también finos los mejillones y las gambas y los ponemos al fuego con el jugo de los mejillones y el de las gambas, la cebolla y el puerro, la carne de pimiento choricero y el tomate, la nata, la Maicena y la sal y pimienta, dejando reducir y removiendo hasta que se trabe. Se deja enfriar.
 Precalentamos el horno a 200º. Se descongela el hojaldre y se extiende en un molde redondo o cuadrado, dejando algo más grande la hoja de abajo, cuyos bordes se montarán con la hoja de arriba y se irá formando un cordoncillo con los dedos para cerrarla. Hacemos un agujero en medio para que salga el vapor, pintamos la superficie con huevo batido y la ponemos al horno una media hora, hasta que se vea dorada.

Hazte a un lado, vulgar empanadilla de pisto...... yo soy especial

Pues eso, que celebremos. Mucho, con cualquier pretexto o sin él.....

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