Seguimos de dieta. Empecé con un régimen hiperproteico. Así que se va una a por los mejores filetitos de ternera que pueda encontrar, sus lomos de salmón y su merluza. Tampoco pinta tan mal la cosa. Te arruinas, porque hay que comer un montón de proteína de calidad, pero lo asumes. Y, de paso, haces muy feliz al carnicero y al pescadero. El primer día te haces tu salmón al horno. Qué rico. Qué jugoso. Esto lo voy a disfrutar. Exquisito. Me acabo el primer lomo. Pero todavía tengo hambre, así que hay que continuar. Muy rico. Pero esto empieza a ser monótono, la verdad. Continúo. Me está empezando a recorrer una sensación extraña. Voy comiendo cada vez más despacio. Hay más en el plato de lo que parece. Supuestamente me lo tengo que comer todo. Qué asco, por Dios. Qué hartura de pescado. Me siento como un esquimal que hubiese pescado una ballena y la puñetera no se le terminase nunca. No lo soporto. La sensación de náusea persiste a lo largo de las horas. Y lo mismo que con el salmón me ocurre con los filetitos de ternera y con la merluza. Todos estos días mi marido, con gran sabiduría, no me ha llevado la contraria ni una sola vez. Hasta me acompañó al Ikea sin rechistar. Con eso os lo digo todo.
De ésta salgo vegetariana, suspiro por una lechuguita o una manzana. Ahora, hambre, lo que es hambre, no pasas. Te pasas el día con ganas de echar el alma. No es plan. Así que termino por darle la proteína a mi familia y por cambiar de dieta, y adopto la Montignac, que te permite comer casi de todo. De momento, muy bien. Como toda dietívora, no hago más que buscar recetas en condiciones para que no se note mucho la restricción. Pero con las recetas bajas en calorías, te encuentras con demasiada frecuencia un plato anémico, sin aceite, sin sal, sin azúcar, y sin materia comestible apreciable. Para que te lo ates al cuello y te tires al mar de una vez a expiar tus culpas. Un lamentable ejemplo sería la tortilla de patatas hecha con patatas cocidas. Que hay quien te dice, con total impunidad, que está tan buena como la de patata frita. Estas afirmaciones hacen que me avergüence de pertenecer a la raza humana. Como os quiero bien, os doy un consejo útil: no comáis nunca en compañía de quien haga ese tipo de afirmaciones, son la nefasta especie Yo Como Cualquier Cosa. Esa gente que te mira con curiosidad y con cierto asco cuando te ve disfrutar de la comida. Nunca están gordos, claro. Se alimentan de la alegría de vivir ajena: huid de ellos como de la peste.
Yo desconfío mucho, pues, de las imposturas culinarias. Sin embargo, tengo que dejar a un lado mis prejuicios con esta receta: declaro que Mr. Montignac, el creador de la misma y de la dieta, es un genio. Sólo un genio puede idear una receta de dieta con chocolate con 70% de cacao. Además te deja tomar una copita de vino con la comida. Es para querer a este hombre. El dice que no engorda: esto ya es una cuestión de fe o sugestión, aunque sin duda éste tiene muchísimas menos calorías que un postre convencional. Y, siendo como es una potente bomba de sabor concentrado, admite dosis pequeñitas. Si bien letales. Como dicen en mi barrio, para que no se te salte la hiel. Pero hay que decir que esta receta no es para todo el mundo. Si el chocolate que te gusta es el tipo Milka o Kinder Bueno (aunque en este caso, llamarlo chocolate es hacerle un gran favor), esto no es para ti. Anda para casa, criatura, que no son horas de que estés por la calle.
Receta:- 5 tabletas de chocolate negro al 70% de cacao
- 10 huevos.
- Una cucharadita de canela molida (opcional), o un chorrito de coñac.
- Cacao Valor en polvo para espolvorear (opcional)
Precalentar el horno a 250º, al menos durante 15 minutos.
Fundir tres tabletas del chocolate en un cazo con un chorrito de leche, a temperatura baja y removiendo constantemente, hasta que se funda del todo. Dejar templar.
Separar las claras de las yemas y montar las claras a punto de nieve. Mezclar el chocolate con las yemas y la canela o el coñac si se utilizan. Añadir las claras poco a poco, con cuidado para que no se baje la mezcla. Engrasar y enharinar un molde cuadrado no muy grande. Meter al horno exactamente 8 minutos. Ni uno más. Queda perfectamente cocido.
Sacar, desmoldar y poner en la nevera al menos 8 horas. Fundir las otras dos tabletas como antes y poner por encima. Espolvorear con el cacao Valor. Puede congelarse para ser utilizado cada vez que quieras combatir la sensación de privación, y funciona de maravilla.
Hacedla aunque no estéis a dieta, os digo por experiencia propia que proporciona un rato de completa felicidad........![]() |
Lea el prospecto antes de usar este medicamento: crea adicción incontenible. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.