Buscar este blog

miércoles, 13 de mayo de 2015

ENSALADA DE COL

 He llegado a una edad en que a uno le da por hacer balances y ajustar cuentas consigo mismo. Efecto que también atribuyo a la dieta, que me está volviendo muy metafísica.  Pero mucho. Hace días que me sobrevino una iluminación, como la de San Pablo camino de Damasco, en el sentido de que tengo que ordenar mi entorno para aclarar mi mente. Porque si es verdad que lo primero es reflejo de lo segundo, hace tiempo que me tenían que haber añadido al elenco de "Alguien voló sobre el nido del cuco", y estaría compartiendo celda acolchada con Jack Nicholson, puesta de haloperidol hasta las cejas. Lo cierto es que tengo una casa con un total de tres plantas, llevo viviendo quince años en ella y han entrado muchísimas más cosas de las que han salido. En fin, tengo una casa con indigestión crónica y hasta he comenzado a tener pesadillas en las que operarios de Sanidad entran en ella, avisados por los vecinos, para descubrirnos a mi marido y a mí momificados y sepultados bajo un alud de posesiones. Hay que actuar con urgencia, y hace dos días tomé la decisión de comenzar a hacer limpieza para dejar espacio a una nueva vida. Estoy deslomada, horrorizada y encantada, a partes iguales. En cuanto empiezas a escarbar, lo primero que salen son cajas con millones de fotografías. Me pongo a mirarlas, hay una de mi hijo pequeño con un casco de vikingo. Podía tener dos o tres meses. Entre el enorme casco y la bocaza abierta en un aullido hipohuracanado, se ve un trozo de carita morada de indignación. No sé por qué nos daría por hacer algo así. Esta foto me hubiera podido costar una investigación de la Fiscalía, tanto por maltrato infantil como por lo estúpido de la idea. Siempre he echado de menos un capítulo en el Código Penal titulado "De los delitos contra la inteligencia", aunque en ese caso me temo que no tendríamos aforo suficiente ni aunque nuestro planeta tuviera cinco veces su tamaño real. En fin, lo del casco lo atribuyo a que aún me encontraba en el estado de cretinez (transitoria) posparto. Perdóname, hijo mío. Sigo mirando fotos de cuando eran pequeños, hasta que me doy cuenta de que he perdido media hora y tengo mucha penita. Seguimos. Encuentro unos informes médicos de doña Pepa, de hace un montón de tiempo. En uno se ha quitado seis años, en otro diez. Así, a puñados. La jodía. Si por quitar, me los quitaba a mí, para quitárselos ella de camino. Lo recuerdo bien: Si la niña de la vecina tenía dieciocho años, yo tenía quince. Aunque estuviéramos en la misma clase. Toma de la goma.  Fuera papeles. Seguimos, que hay que seguir tirando, cosas mías y de mi marido. Por supuesto, todos los estorbos son de él. Yo tengo por ahí cuatro o cinco cosas de nada.... Bueno, preguntado él, tiene clarísimo que la culpa de todo es mía. Así que le propongo que cada uno expurgue las cosas del "otro", pero la idea no prospera: él siente verdadero terror de mí, que a estas alturas me he convertido en un tornado devastador, no puedo parar. Oye, esto engancha. Qué gusto da tirar cosas. Encuentro una caja con puros, recuerdo de diversas bodas, cuyos contrayentes se divorciaron hace años. Qué mal fario, los tiro todos. Hay unas mil doscientas carpetas colgantes de archivo, y centenares de sobres, grandes, pequeños, medianos y apaisados, como para suministrar un ministerio entero. También hay fotos mías de hace unos quince kilos y quince años menos, lo cual asesta un duro golpe a mi moral. Esto me ha matado. Continúo ordenando mi entorno y mi mente mientras me quedan energías, hasta que llegue a la conclusión de que me trae más cuenta dejar mi mente como estaba, y que le den dos duros a la nueva vida de orden y virtud.. Esto es agotador. Doy de mano por hoy: necesito algo que me reponga, algo lleno de vitaminas y antioxidantes para contrarrestar un poquito el paso de los años.......Ayyyy.
Vamos con la receta. Esto de la ensalada de col no resulta así de entrada muy atractivo, pero desde que yo la descubrí la hago con mucha frecuencia. Es fresca y muy rica, y esta versión es bastante baja en calorías. En Estados Unidos, donde es una receta clásica, tienden a empaparla de mayonesazas y a cargarla de azúcar. Y en este caso, de verdad, no es necesario. Probadla. Engancha y en casa la come hasta mi hijo activista antiverdura.
Ingredientes:
- 350 gramos de col
- 3 zanahorias peladas y troceadas
- 1 manzana
 -100 gramos de pasas de Corinto
 - 2 pimientos de freir
- 1 cucharada de mostaza
- 2 cucharadas de azúcar
- 2 yogures naturales
- 3 ó 4 cucharadas de vinagre.
- Sal.
- Un trozo de cebolla
- 1 cucharada de aceite.
En Thermomix:
Poner en el vaso las zanahorias y trocear 10 segundos a vel. 3 y medio. Sacar y reservar. Cortar la col en trozos pequeños, poner la mitad dentro del vaso y trocear 8 segundos, vel. 3 y medio. Sacar y poner con las zanahorias, y repetir la operación con la otra mitad de col.
Cortar la manzana en 6 trozos y poner en el vaso, 5 segundos, vel. 3 y medio. Poner en el mismo recipiente de las manzanas y la col y poner las pasas por encima.
Para la salsa poner todo el resto de ingredientes, desde los pimientos hasta el final, en el vaso, y triturar 30 segundos a velocidad 6, hasta que todo esté bien triturado. Probar de sal y añadir esta salsa a la verdura picada y las pasas y dejar reposar mínimo una hora, queda más sabroso, incluso de un día para otro..
Si no hay Thermomix, hay que picar todo finito a mano y luego hacer la salsa en la batidora. Se siente.

En fin, que mañana será otro día.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.