A la que suscribe, en el momento de empezar a redactar estas líneas, le acaban de dar las once de la noche. Necesito hacer algo diferente de trabajar, comer y dormir, aunque sean cinco minutos. La jornada se ha desarrollado más o menos así:
6:30. Toque de diana. Me levanto. Tras titánicos esfuerzos, consigo despertar a mis hijos que, más que dormir, parecen entrar en estado de catalepsia. Me arrastro hasta la cocina, desayunos, arreglo personal, plancha. Quejas diversas sobre el servicio de lavandería. Se marchan por fin. Aunque amenazan con volver.
8:00. Me despierto. (Hora y media después de levantarme. Sí, es posible) Saco al Curro. Rezo para que no se encuentre con el gato al que se la tiene jurada, o al chucho repelente de la calle de al lado, porque entonces me pega unos tirones que me desmoña. A veces hay suerte. Hoy no. Me sacudo, me enderezo y me acuerdo de sus muertos más frescos. Animalito.
8:20. Salgo al trabajo. Verifico tres veces llave, cartera y documentos del juicio de hoy. Repaso en el autobús.
9,10. Llego al Juzgado. Cliente llega tarde. Pone de los nervios. Sala de vistas. Me han dado toga enorme: parezco ese enano de Blancanieves que iba con mangas arrastrando. Remango como puedo y por fin entramos.
9:30. Buenos días, Señoría. Intento sentarme, pero me piso la toga, la silla de ruedecitas se resbala hacia atrás y por poco parto crisma. Ministerio Fiscal me sujeta, salvándome en el último momento del castañazo y de un ridículo importante. Señoría se ríe descaradamente: mal vamos.
9,55. Salgo juicio. Enciendo móvil: peticiones varias por whatssapp de mis hijos. Añado a lista, larga de por sí cual día sin pan. Gestiones varias. Bus de vuelta.
11,30. Llego centro. Recados. Bus vuelta a casa. Leo artículo de revista temas salud: me sumerjo en el apasionante mundo de la incontinencia urinaria. O eso creo que dice, porque no me he traído las gafas de cerca y no veo un torrado.
13,20. Llego. Perro se alegra de verme. Segunda jornada laboral.15:05 Niños llegan (y no se alegran de verme) Dicen: "¿qué hay para comer?" Zafarrancho de cocina.
16:00. Tomo un té. Me quedo dormida; más bien caigo en coma.
17:00: Tercera jornada laboral: bajo a trabajar al despacho. Me interrumpen setenta y dos veces con motivos varios.
21:00 Cena. Bocadillo día siguiente. Discusiones sobre quién saca al perro. Sesión de ruegos y preguntas. Otros.
23,15. Por fin meto en cama. Leo un rato. Despedida, cierre e himno nacional.
Esto no es para presumir de lo apañada y hacendosa que soy. Uy, noooooo. Todo lo contrario. Es para constatar que en casa recibí una educación calvinista de culto al trabajo y a la puntualidad. Yo en mi casa no me podía sentar en un sofá: venía la ira de Dios materna a pegarme un bocinazo:
-¿¿¿Qué haces ahí sin pegar ni golpe, so vaga???? Venga para arriba, que tienes que estudiar/fregar los platos/ir a la compra. ¡¡¡Para ya mismo!!! ¡Que eres más floja que un muelle de guita!
Así recibí un eficaz adiestramiento pavloviano que hizo de mí, con los años, una eficaz neurótica de provecho y de bien. Gracias, mami. Una vez más.
Y es la gente como yo, y como tantos de vosotros, la que hace que el mundo funcione como un engranaje bien calibrado. Y los que os rodean no pegan ni golpe. Porque nunca lo van a hacer igual de bien. ¿Qué harían sin vosotros? Y vais por ahí tan contentos, con una palmada en el lomo y la escarapela de Soy Imprescindible, Soy la Pera, como un cerdo premiado en una feria agropecuaria. Y los demás, los que no saben hacer tan bien las cosas, viven estupendamente, la mar de relajaditos, y vosotros y yo trabajando a diestro y siniestro, limpiando manchas, redactando informes, enderezando entuertos y haciendo en general la vida más agradable a hijos, pareja, compañeros de trabajo y amigos.
¿Qué preferiríais que dijera vuestra esquela?:A) Vivió sin pegar ni un sello, disfrutó de la vida y se lo pasó en grande todos y cada uno los días de su ídem.
B) Vivió trabajando como una mula, pagó todos sus impuestos, y llegó pronto a todas partes. Incluso al cementerio.
Pues no compensa.
Ser inútil es un arte exquisito. Yo de mayor quiero ser inútil. Quiero que alguien me resuelva los problemas y me saque las castañas del fuego. Y contestar cuando me pidan algo:
-Uy, nonono. Que luego te vas a arrepentir, con lo mal que se me da eso. Si lo haces tú, terminas antes, que eres muy apañado. Hermoso.
Brindemos por el inicio de una hermosa vida de incompetencia. Y acompañemos el brindis con un trozo de esta pequeña maravilla, hecha con una receta sacada del libro del blog El Rincón de Bea
Ingredientes:
Para el azúcar de canela:
-50 gramos de azúcar
-50 gramos de azúcar moreno de caña
-1/2 cucharadita de canela en polvo
-1/4 cucharadita de nuez moscada en polvo.
Yo meto por mi cuenta media cucharadita de cardamomo molido. Sirve para intensificar el sabor a canela. No, yo tampoco sé por qué, pero es así.
Para la masa:
- 125 gramos de mantequilla
- 175 gramos de azúcar
- 2 huevos grandes
- 275 gramos de harina
- Una cucharadita de levadura de repostería (yo un sobre entero, y no pongo bicarbonato, como en la receta original. No quiero cuentas con el bicarbonato. Si te pasas un poco, el bizcocho sabe a jabón)
- 1/4 cucharadita de sal.
- 225 gramos de nata fresca.
Precalentar el horno a 175-180º
Engrasar un molde de cake de 23 cm.
Mezclar en un bol los ingredientes del azúcar de canela y reservar.
Batir la mantequilla y el azúcar 3 minutos, hasta que la mezcla blanquee.
Añadir uno a uno los huevos, ligeramente batidos. Batir un minuto tras cada huevo.
Añadir la harina en tres veces, alternando con la nata dos veces, hasta que esté todo integrado, la levadura y la sal.
Poner un tercio de la masa en el molde, alisar y poner encima un tercio del azúcar de canela. Poner el resto de la masa y verter el resto del azúcar por encima.
Con un cuchillo hacer, una sola vez, un zigzag en la masa. Tal que la marca del Zorro.
Hornear 50 minutos hasta que al pinchar salga limpio.
Sacar del horno y dejar reposar 15 minutos dentro del molde, luego desmoldar y poner en rejilla.
Con vuestro permiso, me voy a no hacer nada en toda la tarde. Hay que ir ensayando. Luego aprenderé a no hacer la cena y a no recoger las cosas. Todo irá llegando.... esto engancha.
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