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miércoles, 15 de febrero de 2017

MOLLETES COMO LOS DE VERDAD.

He tenido que pasarme por los Juzgados a ver un par de cosas y en el autobús que cojo se suele ver muy a las claras quién va a cada sitio: los chicos de la Universidad, los profesionales que no nos desplazamos en coche, y los justiciables. Algunos, polijusticiables, sin la menor duda. Entre los profesionales que no nos desplazamos en coche, de vez en cuando ves a un chico, o a una chica, cuya evidente juventud y sobretrajeamiento delata al novato en estas lides. Me da una ternura. Yo también he ido de traje a los Juzgados y todo eso, in illo tempore. Cuando comenzaba, contaba con la desventaja de ser más corta que la manga de un chaleco, a fuerza de bien criada. Hablo de genio, no de inteligencia, aunque es verdad que ahora soy más lista. No todo es malo cuando te haces mayor, después de todo. Yo entraba en los Juzgados como si me fueran a pegar un bocado, y justo es reconocer que a veces te lo pegaban. Era la época en que aún estaban los funcionarios de Justicia de la vieja guardia, con muchos tiros pegados y el colmillo más retorcido que las columnas salomónicas del pórtico de la Catedral. Y aunque no todos eran como voy a contar, a Dios gracias, no era raro que el diálogo se desarrollara más o menos así:
-...Buenos días....
Silencio.
-...Buenos días... Mire, que quería preguntar por el procedimiento tal...
Al fin, el buen hombre se daba cuenta de que tenía una especie de polilla cojonera revoloteando por allí, delante de la mesa y se dignaba farfullar algo como:
-¿Tú has dicho algo? ¿Qué quieres?
(Al parecer, algo así tal que "Buenos días, ¿te puedo ayudar en algo?, lo enseñaron en su colegio ese día que faltó a clase, con unas anginas muy malas. Lo del volumen es porque, normalmente se trataba de un señor mayor que estaba bastante teniente, mala crianza aparte, el tono de voz iba en consonancia).
- Que quería ver si han señalado la subasta del procedimiento X...
-¿La subasta del procedimiento X? ¡¡¡Averigua tú dónde estará eso!!! Mira, guapita, si no te importa, pásate mañana, que tengo todo este tocho de expedientes para proveer. Hala, tira.
Eso, el día que estaba de buenas. Y allá me iba yo, muy modosita, con las orejas gachas, a decirle al del despacho que en el Juzgado pasaban de mí como de la gripe, a lo cual me contestaban:
-Ah, ¿que eso lo lleva Fulano?. Bueno, ya iré yo. Tú estás todavía muy nueva para eso...
No ayudaba mucho el tema de que yo hablaba muuuuuy bajito. Crecí en un estado de extrema sensibilización acústica, gracias a la convivencia con mami, cuyo timbre de voz era equivalente a la sirena del Melillero, que se oye en Málaga entera. Con los años y la practica me fui haciendo una persona de fundamento y perdiendo la pavilaciez; pero, aún así, mi cuajo extremo provocó situaciones sumamente chocantes durante el ejercicio de mi profesión, que antes era la de procuradora, pero que se desenvuelve en los mismos ambientes que la actual. Una vez me mandaron a la celebración de unas pruebas en el Juzgado de Familia, y allá que iba yo, como Caperucita con la cestita, y mi pliego de preguntas, que tenía entonces que llevar por escrito. Total, que me pongo en la mesa del funcionario, porque esas cosas no se hacían antes en la sala de vistas, y llega un señor tarareando, se planta delante de mí, me quita el papel de la mano, y se pone a leerlo. A ver, yo estaba un poco atocinada. Pero convendréis conmigo en que no son maneras. Así que a pesar de mi estado de tontura, me vi obligada a protestar, eso sí, yo muy fina:
-Perdone, ¿quién-es-usted? Porque si es usted el letrado contrario, le doy una copia con mucho gusto, que para eso me la han dado.
Y aquel caballero tan risueño me contestó en un tono muy cantarín:
-Nooooo.  No soy el letrado contrario. Soy el JUEEEZ. ¡Sorpresa, sorpresa!
De verdad, que entre los malos humores de unos y los demasiado buenos humores de otros, me mataban a sofocones. Qué fatiga. ("Ahhhhh......Esto.....") Ya os podéis imaginar la cara de lila que se me quedó, y que conservé para todo el día. Desde ese momento tomé conciencia de que, o espabilaba y me quitaba el pelo de la dehesa, o nadie me tomaría en serio el resto de mi vida profesional. Así que hice mío aquello de "dientes, dientes",  y empecé a entrar en los Juzgados enseñando hasta las muelas, derecha como la varilla de un cohete, y más torera que si hiciera el paseíllo por la Maestranza. Y da resultado, oye. Y tampoco me he vuelto a poner traje, que es cosa que me revienta. En aquellos primeros tiempos, había un magistrado de la Audiencia que exigía a los procuradores asistir a las vistas penales, cosa que no nos exigía nadie más que él, y todo el mundo tenía que ir con traje negro y corbata, excepto el reo, que ya tenía bastante con la que le iba a caer encima, pobre criatura. Y si se te olvidaba y te ajustabas la toga al cuello para disimular, te decía hecho unas mieles, antes de empezar la vista:
-Señora procuradora, ¿por desgracia anda usted acatarrada? Pues me hace el favor y procure no comparecer así en otra ocasión, pues me veré obligado a expulsarla de la sala. Que los gérmenes tienen mucho peligro.
Era un señor muy mayor, bajito, que cuando tenía a declarar a los malhechores más bregados, era vox populi  que les hacía llorar. Yo puedo decir que he sido testigo presencial de cómo uno de estos personajes,  que era como un ropero de dos lunas, enterado de dónde había correspondido su "asunto", gemía desesperado:
-¡¡¡NOOO!!! ¡¡¡Don Mariano, no!!! ¡¡¡Que me pongan con otro cualquiera, pero con don Mariano, no!!!
Eso, amigos míos, es tener autoridad, y lo demás, chorradas.
Esta semana me he atrevido con los molletes, que por lo visto son muy difíciles de hacer. Yo he cogido dos o tres recetas de aquí y de allá, las he cortado de un lado y les he sacado la sisa por el otro, y me ha salido un resultado bastante decente, que produce unos bollos exquisitos, tiernos y aromáticos con aspecto, olor y textura de mollete auténtico. Aunque no lo sean.
Ingredientes:
-Para la masa de arranque:
- 80 ml. de leche.
- 10 gramos de levadura de panadero fresca o 5 de la seca (una cucharadita muy raspada)
- 85 gramos de harina de fuerza.
Mezclar estos ingredientes y dejar a temperatura ambiente durante tres o cuatro horas.
-Para la masa principal:
- 350 ml. de agua.
- 50 ml. de aceite.
- Una cucharadita de sal.
- Una cucharadita de azúcar.
- 600 gramos de harina normal.
- Toda la masa de arranque.

Cuando tenemos la masa de arranque ya fermentada, cogeremos todos los ingredientes, masa de arranque incluida, y los mezclaremos hasta integrar en un cuenco grande. A los quince minutos, plegamos la masa sobre sí misma, y repetiremos la operación pasados otros quince minutos. Y ese es todo el amasado. Procedimiento que debemos al incomparable Ibán Yarza, panadero de pro y ángel tutelar de los panarras, que nos libramos así del tradicional, y pegajoso, amasado de diez minutos. Una vez lista la masa, envolvemos el cuenco en una bolsa de plástico y a dormir toda la noche a la nevera. Al día siguiente, sacamos la masa, la dejamos atemperar y la dividimos en bolas de unos 80-85 gramos. Sacamos la bandeja de horno, cubierta con su papel, y vamos aplastando las bolas con la mano, hasta dejar unos óvalos de masa de un centímetro y medio o así de grosor, separados unos de otros; puede que tengamos que hacer dos tandas. Dejamos fermentar un par de horas, tapados con un paño. Precalentamos el horno a 200º. Metemos la o las bandejas en el horno, cuando ya esté bien caliente, y pulverizamos las piezas con un spray con agua, o con las manos, como si fuéramos a planchar un mantel, y se dejan 10-12 minutos. Cuando empiecen a dorarse un poco, se sacan, y a enfriar sobre una rejilla.

 Estas bellezas me están proporcionando fantásticos desayunos. Y como me estoy haciendo mayor, ya ni me dan remordimientos dietéticos, ni nada. Que no todo es malo. Yo desde que soy mayor me divierto mucho más: de joven te tomas demasiado en serio a ti mismo. Me importa mucho menos la opinión ajena y sufro menos, en general. La edad no trae sólo achaques, aunque yo nunca lo hubiera creído si me hubieran dicho que me iba a reir muchísimo más que de joven. Eso que me encuentro.
Como siempre, disfrutad y feliz semana...

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