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domingo, 6 de octubre de 2019

HOT CROSS BUNS.

Lunes. Seis y media de la mañana; diana. A los cinco o diez minutos oigo abrirse una puerta y a continuación unos suspiros hipohuracanados que parten el alma: es mi hijo, que se ha levantado. Contrariamente a lo que pudiera pensarse, no se va a picar carbón a una mina, ni a hacer una carretera a pico y pala con 40º a la sombra, sino a clase. Tan triste e injusto sino le hace suspirar al desayunar,  al ducharse, al vestirse y al salir por la puerta; todavía le oigo por la escalera y al empezar a bajarse la cuesta. Este niño me ha salido tan suspirador como su abuelo Joaquín, la alegría del barrio. Me dan ganas de recitarle aquello de: Paseábase el rey moro/ por la ciudad de Granada/ desde la puerta de Elvira/ hasta la de Bibarrambla/ ¡Ay de mi Alhama!, pero estos niños no saben ni quién era el rey moro, ni dónde está Alhama, (¿eso no era una cerveza?) ni han visto el Romancero ni por el forro. Así que me guardo el sarcasmo y me pongo a arreglarme, pero cuando llevo unos cinco minutos en el baño, la única bombilla que funciona de la lámpara se pone a temblequear y me acuerdo de cuando iba los sábados por la tarde a la discoteca Surf y la luz se ponía intermitente, parecía que la gente bailaba a cámara lenta y te reías como una imbécil, como sólo se ríe una con quince años, entre otras cosas, porque lo eres  Cuarenta años más tarde (¿¿¿EN SERIO???) ya no me río, porque mi santo me prometió hace varias semanas que iba a desmontar la lámpara para verla, y ¿tú la has mirado?, pues él, tampoco. Ya le diré yo algunas cosas a mi santo. Me salgo del baño antes de sufrir un ataque epiléptico, y me termino de pintar a oscuras, todo pueda ser que salga con cada ojo pintado de un color, no sería la primera vez.. Saco al Curro, que elige para hacer sus cositas el alcorque que hay justo delante de la puerta de una vecina que odia a los perros, a los dueños de los perros y al mundo en general, hagan lo que hagan, aunque recojas la caquita, le eches agua al alcorque y le pases la mopa con lejía. La oigo rezongar algo muy ofensivo  (el doble para ti, cacho bruja) y me siento verdaderamente tentada de dejarle el regalito del Curro en la puerta, o, mejor aún, echárselo al buzón, pero mi eficaz adiestramiento cívico, lamentablemente, me lo impide.  Maldita educación judeocristiana. Vuelvo a casa, le doy una vuelta al zoológico particular (piensos, aguas y esas cosas) y limpio lo que me toca, es decir, hago lo que ve la suegra. Saco un táper del congelador. No tengo ni idea de lo que contiene, porque se le ha caído la etiqueta que le pegué en su día. Es hasta emocionante. ¿Os acordáis del 1,2,3? Si elegías la puerta de la izquierda podías encontrarte el apartamento en la Manga, la Ruperta o diez mil millones de bolígrafos Bic. Pues más o menos. Te puede salir estofado de carrilleras (apartamento) o garbanzos cocidos (Bic) o diez mil kilos de perejil congelado (Ruperta). Pero siempre tengo un plan B, porque soy mujer de recursos y, quizás también, porque en mi despensa tengo una sucursal enterita del Mercadona, como acumuladora compulsiva de pro que es una. Lo cierto es que como ama de casa soy del modelo cagaprisas e improvisador., al igual que lo era doña Pepa. Un día fue al supermercado y se trajo tres latas de sopa de tomate Campbell¨s pensando que era tomate triturado al no identificar la etiqueta y, pese a estar cegata como un mejillón, no llevar jamás las gafas encima.
-Mamá, ¿para qué has comprado sopa de tomate, que no la usamos nunca?
-¿¿¿Sopa de tomate??? Ay, no me digas que me he equivocado. Pues yo no voy a cambiarla ahora, que es muy tarde. La coceré un poco que se espese con algo de aceite y requiescamtinpacem.
-Mamá, pero eso va a ser un asco.
-Qué asco ni asco, ¿pues no es tomate? Tu padre ni se va a enterar. Tú me dejas a mí.
Total, que llegaba el pobre papi al poco rato, ajeno a la tranfullería gastronómica que le esperaba en la mesa, y doña Pepa le plantaba delante, muy ufana, su plato de huevos rellenos con su reducción de sopistraja de tomate al aroma de prisas y su mayonesa que todo lo tapa.
-Hombre, huevos rellenos. Nena ( esa era yo) ¿No te pones tomate? (Mímica por detrás de doña Pepa, haciéndome gestos desaforados de cremallera en la boca)
-Ehhhhh...., nooo, papá. Hoy prefiero tomarlos solo con mayonesa.
-Ah, bueno. (mojando pan) Pepita, el tomate ha salido un poco aguachisnao, ¿no?
-Aguachisnao... tu sí que estás aguachisnao desde el día que naciste, prenda. Encima que te pongo más para que mojes más pan. Vamos, estará una como una negra friendo tomates  (mamá tenía talento  dramático para dar y prestar) para que ahora le pongas faltas. ¿O es que está malo?
-Nnnoooo...... si no es que esté malo, es que está distinto. Pero malo, no.
Ese día papi se hincó media barra viena con los huevos rellenos y mami se libró de las latas ese día y los sucesivos, porque le puso el invento a todo lo que tenía en la nevera. Regla de oro de la buena ama de casa: no se tira nada, aunque sirvas rata por liebre a tus seres queridos.
 Algún día os contaré los apaños que hago yo con las "rupertadas", pero hoy pongo la receta de los Hot cross buns, no sólo porque me encantan, sino porque los hice al poco de volver de Londres en un  prematuro arranque de nostalgia y, salvo un pequeño tropiezo que luego detallaré para que nadie lo repita, salieron maravillosos. La receta la fusilé del blog Directo al Paladar, que me gusta mucho, aunque ligeramente tuneada en algunas cantidades. Esta receta es de pringue y de arremangarse mucho, advierto.
Ingredientes:
-500 gramos harina de fuerza.
-250 ml. de leche tibia.
-2 huevos grandes.
-60 gr. de mantequilla sin sal a temperatura ambiente.
-50 gramos de azúcar.
-15 gramos de levadura fresca o una cucharadita de postre de la seca.
-1/4 de cucharadita de sal.
-1/2 cucharadita de canela en polvo.
-1/4 de clavo molido.
-1/4 de nuez moscada rallada.
-Ralladura de un limón.
-75-100 gramos de pasas.
Para la decoración:
-100 gramos de harina, 100-125 ml. de agua, 100 gramos de azúcar y 100 ml. de agua. Cuidado con esto; ahora os cuento.
Rehidratamos las pasas cubriéndolas de agua/té/coñac para los más borrachuzos en una taza y poniéndolas en el microondas a potencia máxima tres minutos. Reservar. Si la levadura es de la fresca, la diluiremos en la leche tibia (nunca caliente, porque te cargas la levadura) Si tenemos Thermomix, metemos todo en el vaso, menos las pasas, batimos diez segundos a velocidad 8 y luego amasamos en vel. espiga, cinco minutos. Si no hay Thermomix ni amasadora, cogemos un bol grande, nos lavamos las manitas y a guarrear y a amasar hasta que se nos haga una masa elástica que más o menos podamos manejar. Esto nos puede llevar de unos 10 a 12 minutos. De añadir harina porque esté demasiado pegajosa, hay que hacerlo poco a poco, porque la masa, si no, sale demasiado espesa y nos quedarían los bollos para calzar muebles. Y no es plan.
Lograda la masa, hacemos una bola con ella, la dejamos en el bol tapada con un paño y dejamos que doble su tamaño. Yo prefiero dejar reposar las masas de levadura una noche en la nevera, porque salen mucho más sabrosas. Cuando ya está al doble, deshinchamos la masa, mezclamos las pasas escurridas hasta que se integren y vamos sacando porciones más o menos iguales de la masa (yo las peso) y vamos haciendo bolas con ella, remetiendo los pliegues por abajo, y poniéndolas en la bandeja de horno forrada con papel. Lo tapamos de nuevo con un paño y lo dejamos levar otra vez al doble, una o dos horas más. Cuando hayan subido, precalentamos el horno a 190º y preparamos la decoración con la harina y el agua. La idea es que nos quede una masa manejable para meterla en una manga pastelera con una boquilla redonda y de orificio pequeño y trazar pulcramente las cruces sobre cada bollo. Se hace una almíbar con el agua y el azúcar y se pinta cada bollo con él. Se meten al horno 15 minutos, o hasta que se vena dorados, se sacan y se dejan enfriar en una rejilla.
Para que no os golpee la cruda realidad, mirad que la masa de la decoración esté bien de blanda; a mí no sé qué me pasó que estaba dura como el cemento y después de mucho apretar y de decir cosas muy feas mientras me caían los sudores por la frente, la manga hizo "PLOF" y escupió la boquilla y la masa poniéndolo todo hecho un cristo que tuve que rascar con espátula. Así que terminé haciendo cordoncillos con la mano a modo de plastilina y poniéndoselos por encima a los bollos en plan a lo que salga. Al morder el primer bollo, estaba buenísimo, pero el cordón casi me rompe un muela, ya que la masa del adorno no había mejorado nada con la cocción, de manera que opté por quitarle la cruz y como se queda la llaga con la forma, resulta bien a la vista. Moraleja: no hagáis mal una cosa que se está viendo desde el principio que está mal: si la masa es muy dura, se le mezcla un poco más de agua, criatura de Dios. También se puede prescindir del cordón y lograr así unos deliciosos bollos ateos, aunque no sea lo clásico  Se comen con mantequilla y mermelada, y si te pones un té en una tetera bonita y te sientas a leer una novela de Miss Marple, tendrás una merienda como es debido.

Para ponerte foca con mucho estilo.
Probablemente haga más cosas por el estilo cuando empiece a declinar este calor indecente y el cambio de estación me haga anhelar carbohidratos en vena como una bestia. Ya iré poniendo los experimentos que salgan afortunados.y, mientras tanto, y como siempre,  espero que seáis muy felices o, si el ser felices, por cualquier motivo, nos viene muy grande, que al menos, la rutina no nos quite las ganas de disfrutar los momentos de cada día. Siempre hay alguno.
Feliz semana a todos...

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