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domingo, 20 de octubre de 2019

LASAÑA DE VERDURAS

Hace algún tiempo en nuestro grupo de amiguetes de la (lejana) juventud, decidimos, en una comida, durante uno de esos momentos etílicos en que se toman las peores decisiones, que iríamos disfrazados a la fiesta de la Ronda romásntica, que se celebra en mayo y donde la gente se viste de época, pero por todo lo alto, y se hacen unas verdaderas maravillas de trajes. Cuando digo que lo decidimos aclaro que lo decidimos las señoras, en la más clásica tradición del nepotismo conyugal que siempre se nos atribuye, y que los señores se resignaron a su suerte, quizás creyendo que no llegaría la sangre al río.  En lo que a mí respecta, aclaro que no tengo disculpa alguna, porque no había bebido ni una gota. Se fue acercando la fecha y como yo no he heredado la afición y menos el talento materno para la costura, pensé en apañarme con una falda larga, una blusa y un mantón bordado que tengo muy bonito, que todo lo tapa y es la mar de socorrido, componiendo una estampa que vagamente podría considerarse de época, o al menos de una época indeterminada, entre el siglo XVI hasta casi nuestros días.  Que, para una vez, tampoco iba una a ir vestida de la Sastrería Cornejo, vamos. Lo de la vestimenta del señor era algo más difícil, así que recurrí a san Amazon, que es más apañado que un jarrillo de lata, y encontré un traje de bandolero para mi santo que no tenía muy mala pinta, o eso le pareció a mis cegatos ojos en la diminuta imagen de la pantalla. Así que hice click en "Tramitar pedido" y cuando llegó con toda puntualidad y lo abrí, tuve el certero presentimiento de que jamás conseguiría meter a mi santo en él, y no porque no cupiera. Me explicaré. Para empezar e irte haciendo el cuerpo, en la funda del disfraz venía, a modo de presentación, una foto de un apuesto mozo vestido con el traje, muy torero él y muy pintón,  y que lucía una única y frondosa ceja, al parecer condición indispensable para la caracterización del personaje. Todo ello acompañado de una cara de inteligencia que daba miedo, y de un trabuco de plástico que daba risa. El trabuco, gracias a Dios, no estaba incluido. Fui sacando las prendas. No es que esperase una gran cosa, pero todo lo que venía superaba con creces mis más pesimistas expectativas.  La ropa era del más puro nylon 100%, hecho adivinad dónde,  cuya  confección, por sí sola, habría abierto un agujero de un kilómetro en la capa de ozono, y de lo más acertada para pasearse bajo el sol andaluz un cálido día de mayo, de esos en que llueven calamaritos fritos. Además, incluía una especie de calzones cortos que llegaban a la rodilla, una tira de unos veinte centímetros de ancho de un infame tejido estampado figurando la  (mini)manta terciada al hombro y un pañuelo para la cabeza a juego. Pero lo peor de todo era el sombrero. El sombrero, puntiagudo y de gomaespuma negra, hacía el pobre lo posible por representar un catite, pero parecía más bien el primo tonto del Sobrero Seleccionador de Harry Potter. Lo guardé todo en la caja. Cuando llegó mi santo de la faena, inocente, la criatura, de lo que le esperaba, salí a su encuentro con una radiante sonrisa, falsa como un billete de tres euros:
-Hola, cariño. Ha llegado tu disfraz.
-Ah. Vale, pues después de comer me lo pruebo.
Y subió muy obediente a probarse, qué lástima, y bajó con el disfraz completo, con los zapatos y los calcetines hasta la rodilla bajo aquel engendro de calzones de Cristobalito Gazmoño; Jamás he visto estampa más completa de la dignidad ultrajada, venía colorado como una tomate:
-¡¡¡Yo no me PIENSO poner esta M&&&&*********!!! ¿Tú qué quieres, que eche a arder si me arriman un mixto? ¡¡¡Valiente M%"""**^^^^^de disfraz!!! Además, ¿¿¿Cómo voy a ir con las canillas al aire??? ¡¡¡Estoy RIDICULO!!! ¿¿¿Y la uniceja, qué??? ¿¿¿También me la TENGO que pintar???
- Hombre, qué exagerado.... (pfffffff) no tienes que ir en calcetines,  no sé, igual alguien te puede prestar unas botas camperas... que no está tan mal (pfffffffffffffff).  De verdad (pfffffffffffff)  Anda, ponte otra vez el sombrero, que te lo vea....
A estas alturas mis hijos lloraban a moco tendido de la risa, y a mí me estaba costando la vida entera mantener cierta compostura.
-¿¿¿El SOMBRERO??? ¡¡¡El sombrero que se lo meta el de Amazon por donde mejor le quepa!!! ¡¡¡No PIENSO ponerme esta ****¨¨¨%%%%$$!!! ¡Quítala de mi vista!
Esa vez no me salí con la mía; nuestros amigos se disfrazaron y dieron el pego muy bien, y nosotros al final no fuimos por otras razones. En fin, no siempre se puede lograr todo lo que una se propone, ni aunque tu santo sea de pasta flora, como es el mío. No tuve corazón para insistir, la verdad, porque, de mí para vosotros: ¡valiente M%%%&&&&****** de disfraz me mandó Amazon!
Esta receta la he hecho esas veces que tienes rodando por ahí , descabaladas, una o dos verduras de cada cosa. Las que pongo en la receta son a título de ejemplo, y se pueden variar sin problemas.
-Una caja de placas de lasaña de las que no necesitan cocción previa (las otras las odio; siempre se me pegan)
-Una berenjena grande.
-Un calabacín grande o dos pequeños.
-Una cebolla.
-Una bolsa de espinacas frescas.
-Una bandeja de champiñones.
-De 750ml-1 litro de salsa de tomate casera poco espesa (se admiten trampas de bote, pero si es muy compacta hay que añadir un poco de líquido. Esto es porque las placas de lasaña precocida necesitan algo más de líquido en las salsas)
-Dos o tres dientes de ajo.
-Tomillo
Para la bechamel:
-Una cucharada grande colmada de harina.
- 50 gr. de mantequilla.
-500 ml. de leche.
-Sal, pimienta y un espolvoreo de nuez moscada.
-Un queso que funda bien, al gusto.
Se pelan las berenjenas, se hacen láminas y se dejan una hora en un colador con sal.  Luego se escurren y se saltean en una sartén con poco aceite, que queden como a la plancha.  Se reservan. .Se pela el calabacín y se hace rodajas. En la misma sartén, con un poco más de aceite, se sofríen los dos dientes de ajo y la cebolla, todo picado fino. Se añaden las espinacas, se pone un poco de sal y se saltean hasta que se hayan cocido. Se apartan y reservan. En la misma sartén, añadiendo de nuevo un poco de aceite, se saltean los champiñones y luego los calabacines. Ponemos un poco de tomillo a la salsa de tomate.
Cuando tenemos todas las verduras salteadas, ponemos el horno a 200º y engrasamos una fuente refractaria rectangular. Hacemos la bechamel con Thermomix,  si la tenemos, dorando  la harina y la mantequilla a 100º, 3 minutos, vel. 2, y luego añadimos la leche, mezclamos todo unos segundos a vel. 6, y a continuación se añaden la sal, la pimienta y la nuez moscada rallada, poniendo todo 7 minutos, 90º, vel. 4. Si se hace la bechamel a mano tenemos que calentar primero la leche en un cazo y reservar. En otro cazo ponemos a fuego medio la mantequilla a fundir, luego añadimos la mantequilla y damos con las varillas hasta que tome color. Entonces añadimos la leche y vamos removiendo muy bien con las varillas, también por el fondo para que no se queme, hasta que se espesa. Añadimos la sal, la pimienta y la nuez moscada.
En el fondo de la fuente ponemos un pequeño fondo de leche, una capa de placas de lasaña, y vamos intercalando las verduras, la salsa de tomate, el queso rallado y las placas de lasaña. Finalizamos con la bechamel y al horno media hora. Al final ponemos un poco el grill para que se dore la bechamel. Y listo. Está rico y cunde un montón.
El maravilloso disfraz que sería la envidia de Mortadelo está oculto en un rincón oscuro de mi vestidor, esperando salir para aterrorizarme cuando cambie la ropa de temporada. Si algún alma caritativa quiere hacer un remake  de "Curro Jiménez" y librarme de él, estaré encantada de regalárselo. Aquí está a vuestra entera disposición.
Feliz semana a todos...

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