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domingo, 22 de septiembre de 2019

PIMENTON DE BOQUERONES

Cuando te has incorporado al curro hace unos quince días y has tenido ya tu una o dos guardias, las vacaciones parece que te las hubiera imaginado. Y que nunca hubieras salido del Matrix laboral, oyendo las frases de rigor en una sala de vistas:
1) ¿¿¿Cómo??? ¿¿¿Que tengo que dejar aqui el carnet de conducir ??? (Estuvo usted a punto de hacer explotar el alcoholímetro, caballero; el agente que le detuvo casi sufre combustión espontánea cuando usted le echó el aliento)
2) ¿¿¿Prisión??? ¡Pero si le di una guantá na mas! (Veintidós puntos de vainica doble  en el abdomen, dice el forense; pues va a ser que sí)
Digamos que la siguiente conversación es figurada, pero nos pasan cosas similares a
3) Yo.- Señora, le pusieron a usted esta multa hace cinco años. El plazo para recurrir en vía contenciosa terminó hace ya algo de tiempo. Dejando esto aparte, para empezar. reconoce usted que cometió la infracción, que se la notificaron en su momento y que firmó  personalmente el acuse de recibo. Es correcto todo el procedimiento, según he visto en el expediente ¿Podría decirme qué quiere usted exactamente que haga yo con ESTO?
Cliente.- ¡Ah, eso usted sabrá, que para eso es la abogada! Yo lo que no quiero es tenerla que pagar. ¡No faltaba más!
Me diréis, de hecho me han preguntado a veces, que cómo lidiamos con estas situaciones. Pues porque nuestra creatividad es infinita. No os podéis hacer una idea. Porque, si, estas cosas ocurren con más frecuencia de la que quisiéramos. Por eso el mes de agosto se declaró inhábil para la mayor parte de las actuaciones judiciales (no todas), para que los abogados no perdamos la olla del todo, nos rociemos de gasolina y nos prendamos candela. Pero, vamos, lo justito, no creáis.
Añadamos a lo anterior que el bochorno del verano tardío la tiene a una a mal traer, y ansía con toda el alma un poco de frescor y a ser posible algo de verde. Ahora se han puesto de moda los libros sobre los baños de bosque. Lo que le hemos dicho salir al campo de toda la vida ahora se llama shinrin yoku, lo han puesto de moda los japoneses, y todo el mundo sabe lo listísimos que son los japoneses, así que algo de razón llevarán. Y hoy he decidido que necesito darme un baño de bosque, pero como ya son las once de la mañana y no nos da mucho tiempo de salir a la provincia, nos vamos, modestamente, a buscar una zona verde cercana y facilona, sin cuestas arriba excesivas ni esas piedras rodantes tan fastidiosas  con las que romperte la crisma. Decidimos que nos vamos a ir al parque del Morlaco, y que si no nos da para baño de bosque, al menos que sea una agüilla de la ducha. Digo "nos" porque mi santo me acompaña, pero, oye, no hay manera de coger la atmósfera del sitio con él.
-Me voy a sentar aquí a la sombra
-Pues te vas a poner de cagadas de perro hasta arriba.
-También dicen los japoneses que hay que abrazar un árbol, para que te transmita su energía.
-Lo que te va a transmitir es un mogollón de resina, que luego no hay manera de quitarla de la ropa. Tú misma.
-Bueno, pues me voy a poner debajo de este árbol, que se oye el mar y todo.
-No es el mar, es el tráfico. Mira la de coches que se ven ahí abajo.
De verdad, así no hay quien se bañe de bosque, ni nada. Es cierto que el "bosque" se reduce a unos pobres pinos raquíticos; como se me ocurra abrazar uno, me lo cargo por exceso de amor. Pero, aún así, se ve y se oye el mar (si es el tráfico, lo imita muy bien) pasan los veleros de una regata a lo lejos,  las gaviotas vuelan frente a ti y hace fresquito. Se está muy bien. La naturaleza es la naturaleza, por canija y birriosa que se vea. Me acuerdo cuando de pequeña me llevaban a Río Grande y yo me podía tirar horas zarzaleando por ahí, como una cabra, y que los mayores me decían:
-No toques las adelfas, que se les cae el pelo a las niñas.
Y yo no tocaba las adelfas, claro. Luego me comía esa inigualable tortilla de patatas espolvoreada de tierra y a veces aderezada con alguna hormiga intrusa dando vueltas por ahí, y era lo más rico que había comido en mi vida.  Volvía a casa, exhausta, llena de hierbas pegajosas por todas partes, mientras mami y papi departían amorosamente en el Seílla:
-Que te he dicho que por aquí, no era, Joaquín. Ya te has vuelto a equivocar, hijo de mi alma.
-Mira, Pepita. Déjame ya, déjame yaaaa, que me estás poniendo nervioso, y encima ya hemos pillado la caravana. ¡Ay, Dios mío de mi alma!
-Pues no te pongas nervioso, prenda, y deja a Dios tranquilo, que no te ha hecho nada. ¡Tú eres el que se ha metido por donde no era!
Qué bonito es el campo. Paz y amor.
Hoy la receta es tradicional, sencilla y saludable, para compensar la vacaburrez de la última entrada, que tampoco es plan de dar siempre rienda suelta a los más bajos instintos. Añado que está muy rico, y que se hace en nada. No era el tipo de plato que se hacía en mi casa, porque esas cosas a papi no le gustaban. Lástima...
Ingredientes:
-Un tomate maduro.
-Un pimiento rojo y otro verde, de los de asar.
-Dos dientes de ajo.
-Una cucharada de comino en grano.
-Dos patatas medianas.
-Medio vaso de aceite de oliva
-Un cuarto de boquerones victorianos, limpios. Yo usé unos que tenía fritos y que me habían sobrado. Creo que salió incluso mejor.
-Un cuarto de almejas y una ramita de hierbabuena (esto es aportación propia)
-Sal, pimentón, agua.
Asamos los pimientos y el tomate en el horno. Dejamos enfriar, limpiamos todo de semillas y pieles y los pimientos los cortamos en tiras. En un mortero (yo uso la Thermomix, menos romántica pero más práctica) majamos los dos dientes de ajo, los cominos, el tomate y el pimentón. Añadimos el aceite y labramos hasta obtener una pasta. Ponemos una cacerola al fuego y añadimos el majado, como un litro y medio de agua y las patatas cortadas en rodajas. Dejamos cocer hasta que están tiernas. Un poco antes echamos las almejas y dejamos que se abran.  Añadimos los pimientos en tiras y los boquerones al final y apagamos. Si son boquerones crudos y pequeños, con el calor de la sopa se hacen. Rematamos con la rama de hierbabuena. Y listo.

Mañana será otro día, y otra semana. Con un poco de suerte, irá bajando esta humedad tropical, me relajaré y alejaré la amenaza del frenopático provisionalmente. De momento.
Feliz semana a todos...

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