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lunes, 3 de febrero de 2014

TARTA DE MANZANA DE ISASAWEIS. Para alegrarnos el lunes.

Ayer me pasaron por Facebook una cosa que me hizo mucha gracia.
¿Quién es el hermano malvado de Placido Domingo?
Puto Lunes.
(Con perdón)
Mira que nos sientan mal los lunes, Dios mío. Parece que tenemos dos patas izquierdas.  Es como si todos los viernes tuviésemos la esperanza de que el fin de semana va a durar siempre, y todos los domingos se nos desvaneciese. El domingo todo está bien. Hasta las cinco de la tarde o así. En ese momento, ya se empieza a desplegar ante nosotros una larga semana de quehaceres, que nos dicen con todo su recochineo:
- Hooola, ¿dónde has estado estos días? Que te estábamos esperando, reina mora.....
 En mi caso, además, los lunes por la tarde se queda mi marido en el trabajo y no le veo hasta la noche. Cuando vuelve a casa, siempre me acuerdo de esa tira de Mafalda en que el padre se va por la mañana, fresco y animoso, a trabajar, y vuelve horas más tarde, con unas ojeras hasta el suelo y tambaleándose. Entonces le dice Mafalda a la madre: "¿Mandamos todos los días un padre a la oficina y nos devuelven ESTO?".
Pues eso, es como pasar el lunes al cuadrado. Pobrecito.
Tenemos menos ganas de todo, se nos hace todo más cuesta arriba, todo tiene un color un poco más gris... Pobre lunes, que nadie lo quiere ni ver. La única solución es tomarlo con estoicismo, pensar que lo cotidiano también puede ser muy agradable, y procurar darse uno algún gusto, aunque sea parar un momento, escuchar música, hacer el vago un rato.  Ya sabemos que las tareas pendientes nos esperarán con toda paciencia: no desaparecerán por eso. Qué va, estoy harta de comprobarlo.
O puede uno prepararse una cosa tan buena como ésta. Esta receta de tarta de manzana está basada en una del blog de Isasaweis, esa chica que parece la vecina simpática de cada uno de nosotros y que tiene tan buenas recetas como trucos de belleza. La tarta es un poquito laboriosa: es para cuando nos apetece un momento calor-de-hogar, pero para mí es de las mejores recetas que he probado.
Masa sablé de base:
- 300 gramos harina de repostería.
- 150 gramos mantequilla en trozos pequeños.
- Un pellizco de sal.
- 70 gramos azúcar glas.
- 2 yemas de huevo.
- 25 gramos leche fría.
- 1 cucharadita de levadura química.
O, directamente, un disco de masa brisa refrigerado, si no os apetece complicaros tanto la vida.
Compota:
- Tres manzanas.
- 100 gr. azúcar.
- Un trozo de mantequilla (unos 25 gramos)
- Zumo de medio limón.
- Un palo de canela.
Crema pastelera:
- 500 gramos de leche entera.
- 50 gramos de harina de repostería o Maicena.
- 2 huevos.
- 2 yemas.
- Una cucharada de azúcar vainillado.
- 70 gramos de azúcar.
Para terminar:
- Dos o tres manzanas cortadas en cuartos y luego en rodajas finas.
- Almendra laminada y tostada (opcional)
Para hacer la masa sablé, se amasa todo junto con las manos, pero lo justo para que se integre, que si se manosea mucho, luego sale dura. En la Thermomix, ponemos por orden todos los ingredientes en el vaso y mezclamos 15 segundos, velocidad 6.
En ambos casos es muy recomendable envolver la masa en film y meterla un rato en la nevera. Esta masa se tiene que trabajar en frío, en la medida de lo posible.
Mientras tanto, hacemos la compota, cortando las tres manzanas en dados, o rallándola, y poniéndola en una sartén con el azúcar, la mantequilla, el limón y el azúcar. Lo dejamos cocer a fuego suave hasta que la manzana está cocida, retiramos del fuego, colamos y reservamos tanto las manzanas como, aparte, el líquido que suelta.
A continuación hacemos la crema pastelera. En la Thermomix, ponemos en el vaso la leche, la harina, los huevos, las yemas, el azúcar vainillado y el normal y programamos 7 minutos, 90º, vel. 4. Luego mezclamos 5 segundos a velocidad 10.
Para hacerlo en un cazo, ponemos a calentar la leche hasta llevarla a ebullición. Apagamos y reservamos, dejándola entibiar unos minutos. Mezclamos con unas varillas los huevos, las yemas, la harina o Maicena y el azúcar. A esta mezcla le vamos mezclando poco a poco la leche, sin dejar de mezclar con las varillas, y lo ponemos todo a fuego suave, sin dejar de remover, hasta que espese. Si vemos que le queda algún grumo, le damos un golpe de batidora.
Ponemos a precalentar el horno a 200º. Forramos de papel de horno un molde de tartaleta grande, sacamos la masa sablé de la nevera y la extendemos con el rodillo sobre una superficie enharinada, formando un círculo. Enrollamos la pasta sobre el rodillo y la vamos extendiendo sobre el molde con el papel, cortando los sobrantes. Le ponemos por encima otro papel de horno y unos garbanzos o judías que lo cubran, para que la masa no se hinche. Yo tengo para este menester un kilo de garbanzos apartado en un tarro, y los he horneado tantas veces que servirían estupendamente para una escopeta de perdigones. Horneamos la tartaleta 10 minutos y sacamos. Bajamos la temperatura del horno a 180º. Le quitamos a la tartaleta el papel de encima y los garbanzos (no os dejéis ninguno, por Dios) y la rellenamos con la compota de manzana. Sobre ella, ponemos la crema pastelera y, por último, las manzanas cortadas en rodajas finas de los cuartos, en círculo, hasta que lo cubrimos todo. Lo volvemos a meter al horno media hora, o hasta que veamos que las manzanas se han dorado. Rematamos pintando con el líquido que nos quedó de colar la compota y repartimos las almendras fileteadas por encima, si se las ponemos.
Está buena tibia y también fría. Con una ración de esto, ríete tú de los lunes, de los jefes, y de los contratiempos diarios. Que el vivir es lo que tiene...

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