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miércoles, 2 de julio de 2014

BRAZO DE GITANO DE CHOCOLATE AL CAFE. Para arreglarme en lo posible el día.

Hay días en que una quisiera darle a la tecla de "volver a la página anterior" o el más antiguo "rebobinar", y hoy es uno de ellos. Estoy que fumo en pipa. Primero he tenido que arrastrar materialmente a mi criatura mayor a la academia donde pretendo le metan en la mollera algo de sal para aprobar en septiembre, o más modernamente, y a ser posible, le implanten un chip con los conocimientos necesarios. Arrastrarle quiere decir arrastrarle: sus uñas iban sacando  virutas y chiribitas del pavimento. O casi. Cuando ¡por fin! llegamos a la academia, resulta que hoy, cuando escribo, 1 de julio, no hay clase. Al parecer, "las clases empiezan en julio" significa "las clases empiezan el dos, o el tres, de julio". Y nadie me había dicho nada. Huy, perdone usted que no la hayamos avisado. Es que aún estamos organizando los grupos. ¡Yupiii! Nadie puede imaginar cómo me embarga la felicidad. Después de esto, y soltada la criatura en la parada del autobús, aún me atrevo con algo peor: la Administración, donde siempre abundan las situaciones absurdas y gloriosos diálogos de besugos, como sabe todo ciudadano que se precie que haya tenido que solucionar algún trámite engorroso.
Expliquémonos. Tengo una tía con ochenta y ocho años a la que hace nada menos que dos le pedí la revisión de su grado de dependencia. Vive sola, tiene una pensión pequeña y está cargadita de dolores y achaques, pero la Junta de Andalucía se empeña en asegurar que está sana como una pera y que con café y dos churros por la mañana, va que se mata, porque ochenta y ocho castañazas las tiene cualquiera. Cuestión de tiempo, oiga.  Es verdad que de cabeza está mejor que tú y que yo, aunque esto último ya sabemos sobradamente que no es un gran mérito. Bueno, pues el caso es que han tardado esos dos años en resolverle -negativamente- la petición, y la sorpresa ha debido ser mayúscula cuando esta vuestra servidora se ha presentado allí con una autorización de ella para ver el expediente (¡¡¡está todavía viva, la maldita!!!). Situación en que se ha producido el siguiente diálogo:
- Mire, es que necesito ver el día en que se ha notificado la resolución, y también pedir una copia del expediente.
- Ah, ¿pero es que va a recurrir? (Casi se ven en el aire las letras de la palabra "infeliz", como las señales de humo de los indios)
- Es posible, si el informe del trabajador social no coincide con la valoración final. ¿Puedo verlo?
- Ehhh, no... pero puede pedir una copia.
- ¿Y cuánto tarda eso?
-Pues no lo sé.
- Es que tengo un plazo de un mes. Por eso necesito también ver la fecha de notificación. ¿Es posible?
- Ufffff. Es que el acuse de recibo no está unido todavía al expediente.
- Aún así, si es posible me gustaría verlo, por favor.
Me desea la muerte en silencio, lo leo en sus ojos. He  puesto a todo el personal que hay oculto tras una puerta a buscar el dichoso acuse de recibo: oigo muchas sillas que se arrastran y armarios que se abren. Eso sí, hablan lo suficientemente bajo para que no se oiga ningún exabrupto: son unos profesionales. Espero y espero con paciencia. Finalmente aparece. No me queda mucho plazo.
- ¿Entonces no sabe si tendré la copia del expediente antes de que me expire el plazo?
- Pues no... Pero puede recurrir igualmente. (El mismo caso le vamos a hacer, vuelven a decir las señales de humo)
- ¿Sin saber lo que dice el expediente? Tengo que fundamentar el recurso, si finalmente lo presento.
-..........
Ajo y agua, en definitiva.
Así que me voy con el rabo entre las piernas, pensando que si pido una suspensión del plazo tardarán otros dos años en decirme que no, de modo que encabezaré el recurso poniendo algo así como:
 Al Sr. Delegado de Tal y Cual.....
Hace dos años que les he hecho una petición que, finalmente, ha sido respondida con una cortés negativa, acompañada de una amable pedorreta. Etcétera, etcétera. Y entendiendo ser dicha resolución no ajustada a derecho, procedo a interponer recurso de alzada que baso en las siguientes alegaciones:
Opción A: Me cae usted muy gordo. Pero mucho. Aunque no le conozca.
Opción B: Lo que usted está esperando es que mi tía se muera para no pagarle la dependencia. Pero no le vamos a dar el gusto.
Opción C:  Todo lo anterior, y añado que el trabajador social sugiere que cuando fue a visitar a mi tía, la encontró atándose los cordones de las zapatillas para irse a correr una maratón, suposición muy aventurada por su parte.
¿Cuál os gusta más?
En fin, no puedo rebobinar el día. Pero puedo probar un trozo que me queda de este brazo de gitano que hice sin azúcar, argumento que destruye mis remordimientos nutricionales, y confiar en que el de mañana será otro día.
Por cierto, qué bueno ha salido.
La receta es la siguiente:
Para el bizcocho:
- 4 huevos
- 130 gramos de azúcar o 90 de fructosa
- 170 gramos de harina
- 2 cucharaditas de levadura.
- Un pellizco de sal
- Una cucharada de cacao Valor en polvo.
Para el relleno:
 - Dos tarrinas de queso Mascarpone. Sobrará. O no.
- 120 gramos de azúcar o una cucharada sopera de sacarina.
- Una taza pequeña de café cargado.
Para la cobertura:
- Dos tabletas de chocolate de postres. Puede ser sin azúcar. También debe sobrar, supuestamente.Yo además le he puesto un poco del azúcar dorado de la marca Vahiné, que queda muy decorativa.
- Galletas en miniatura, Conguitos, Lacasitos o lo que le queráis pegar.
Precalentamos el horno a 180º. Ponemos la mariposa en la Thermomix y vertemos en el vaso los huevos y el azúcar. Programamos 2 minutos, temp. 37º, velocidad 3. Luego ponemos dos minutos más a la misma velocidad pero sin calor. Incorporamos la harina, la levadura, la sal y el cacao y ponemos 5 segundos a velocidad tres. Sin Thermomix batiremos primero los huevos con el azúcar, hasta que la mezcla espume y blanquee, y luego añadiremos el resto de los ingredientes, batiendo hasta integrar.
Una vez preparada la masa, la vertemos en la bandeja del horno, que habremos forrado con un papel de hornear, procurando que quede bien extendida. La horneamos entre 12 y 15 minutos y la sacamos. Cogemos un paño de cocina limpio y humedecido, lo extendemos en la encimera y ponemos la plancha de bizcocho de cara al paño. Le vamos despegando el papel del horno con cuidado y a continuación enrollamos la plancha en el paño y la dejamos así mientras preparamos el relleno. Este no tiene mayor historia que batir el mascarpone con el azúcar y el café, hasta sacar una crema fina y compacta. Desenrollamos la plancha de bizcocho, le extendemos el relleno dentro con bastante generosidad y volvemos a enrollar con cuidado, cortando los extremos para que quede bonito. Yo me los como, sinceramente. Y apartamos.
Ahora viene el momento de fundir una de las tabletas de chocolate  para la cobertura. Y confieso que esto yo no lo hago nunca en la Thermomix, porque me ha pasado ya dos o tres veces que el chocolate se pone como una especie de gominola blanda imposible de trabajar. Yo lo que hago es poner el chocolate troceado en un cazo con un par de cucharadas de agua, al mínimo, y remover con las varillas hasta que se funde, apartando del fuego cada vez que veo que va a hervir. Así me queda con la consistencia perfecta. Una vez fundido el chocolate, bañamos el brazo de gitano con él y nos dedicamos a la divertida tarea de sacar virutas de chocolate, raspando el canto de la otra tableta con un cuchillo de cocina o con un pelaverduras. La tableta debe estar atemperada y no de la nevera, pero tampoco demasiado blanda, porque entonces salen tiras de chocolate sin rizar y la permanente se la tienes que hacer tú a mano. Sale mejor si el chocolate es con leche, porque es algo más blando.
Ponemos las virutas por encima, espolvoreamos el azúcar dorado, o glas si queremos, y pegamos por los laterales las minigalletas, que quedan muy bien y además tapan las imperfecciones de maravilla. Ya sabeís que soy honrada y mis trampantojos y fullerías siempre los comparto.
Y queda así:
Bonito, vistoso y buenísimo. Lo serví en una cena y quedó el poquito que nos hemos comido ahora. Y aunque mis comensales son gente muy educada, creo que no se lo tomaron por mera cortesía..... ¿A que no?
Que aproveche...

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