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miércoles, 24 de junio de 2015

ENSALADA DE POLLO A LA MOSTAZA.

 Esto ya es que no puede ser. Me encuentro sumergida en la enloquecida época preagostera en que todo el trabajo se acumula, porque los juzgados empiezan a vomitar notificaciones con plazos y proveídos diversos como si no hubiera un mañana. Cuando cumples tres plazos, te salen otros doscientos, y todos los clientes quieren saber "cómo va lo suyo". De modo que estás como el de los platos chinos, dando vueltas con los palillos y que no se te caiga ninguno. Al menor de mis hijos le han graduado y empaquetado para Italia de viaje de fin de estudios y yo he sufrido varios ataques de histeria tras no encontrar su documentación por ninguna parte y sí toda la ropa que quiere llevarse en la maleta.... archivada en la cesta de la ropa sucia. Su respuesta a mis increpaciones y juramentos es algo intraducible a lengua viva alguna que suena como: "maaaaa, yo kssssssé". De algún milagroso modo todo se soluciona en el último momento. Nos seguimos peleando de camino al aeropuerto, le suelto con su grupo y me vuelvo, jadeante y desmelenada, a casa, donde todo está por recoger, tengo un recurso de apelación por redactar y la compra por hacer. Me recompongo y me pongo a todo  ello, pero como ya no sé ni en dónde tengo la cara, he tirado varios carteles con expositores del supermercado, y se han desparramado por el suelo doscientas octavillas. Me apresuro a recoger todo ante las severas miradas de las cajeras: es como si volviera a estar nuevamente en la clase de mi aterradora tutora de octavo. Después de eso me tiro diez minutos delante de la nevera de los yogures mientras intento recordar qué demonios quería yo coger de allí. Varias personas me miran y se apartan ostensiblemente, debo tener cara de psicópata eligiendo a su próxima víctima Luego echo una lata grande de atún en la cesta, pero en mi empanamiento choco con la estantería de coca-colas,(que también quería coger, aunque no así), las cuales, gracias a mi burricie se han autodispensado automáticamente, cayendo encima de la lata de atún y reventando la tapa de plástico y la lámina metálica que tienen debajo, con subsiguiente hemorragia aceitera interna e incontenible. Después de lo del expositor, prefiero clavarme un tenedor bajo las uñas que contar lo ocurrido, así que vuelvo sobre mis pasos y cobardemente sustituyo la lata reventada por otra intacta. Pero como en realidad no soy mala, la he dejado bien a la vista, para que ningún incauto la coja y se dé un baño de atún en aceite. Una desdicha sola es suficiente. Para rematar la faena, cojo una bolsa de bollos y al ponerla en la caja, se me ha roto entera y los bollos han salido desparramados por la cinta transportadora. Ahí mi destino está sellado, no me puedo esconder. La cajera me pregunta, con cara de pitbull,y masticando las palabras, si voy a querer coger otra bolsa de bollos. Miro hacia atrás. Hay una cola de cinco personas con carros repletos, que me están mirando sólo regular, y es tarde, así que opto por pedir una bolsita para recoger los paseados bollos y por fin pago y me voy, antes de que  triture con los pies la docena de huevos o se despanzurre la bandeja de la carne picada y ofrezca un espectáculo digno de Viernes 13.
De verdad, no puedo. Tengo que simplificar mi vida. En cuanto encuentre un rato. Pero ahora tengo que preparar la comida, y me acuerdo de esta receta de mi amiga  María José, mujer todoterreno donde las haya y que se esfuerza en buscar recetas sanas que no te hagan pasar demasiado tiempo en la cocina. La  he probado, nos ha encantado a todos y se hace en dos patadas, así que creo que puede interesar. Yo le he puesto alguna adición, para ponerla de plato único.
Ingredientes:
- 1/2 kg. de pechuga de pollo cortada en tiras.
- Una bolsa de ensalada variada o de brotes tiernos.
- Un puerro grande.
- 30 gramos de nueces peladas.
-Un puñado de arándanos secos.
- Unos dados de queso al gusto.
- Una rebanada de pan duro.
- Sal, aceite y una cucharada de mostaza.
Freímos las tiras de pechuga en un fondo de aceite y reservamos. Cortamos lo blanco del puerro a lo largo, en tiritas, y lo freímos en aceite de modo que quede crujiente. Cortamos la rebanada de pan en dados y freímos los picatostes.
Hacemos la vinagreta mezclando en un bol dos cucharadas de aceite, un puñadito de sal, una cucharada de vinagre y la mostaza. Ponemos en un bol grande la ensalada y las tiras de puerro, aliñamos y mezclamos. Disponemos por encima el pollo, los picatostes, el queso, las nueces y los arándanos. Y se advierte a los comensales que se sirve uno de todo, y que expurgar está muy feo.



Por suerte, este fin de semana estamos solos mi marido y yo. De novios queríamos quedarnos en casa sin nuestros padres, y ahora queremos quedarnos en casa sin nuestros hijos. De vez en cuando. Las vacaciones paternofiliales periódicas resultan verdaderamente indispensables para la salud mental de ambas partes. Con esa perspectiva termino el día......



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