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miércoles, 15 de julio de 2015

HELADO DE ARROZ CON LECHE

Doy fe de que este curioso invento, que preparé la semana pasada, está muy bueno. Por una asociación de ideas de cajón, recuerdo a mi madre diciéndome aquello de "eres más "pesá" que el arroz con leche", cuando andaba moscardoneando a su alrededor con alguna petición. Como yo hago ahora con mis hijos. En fin, como tantas cosas en esta vida, es cuestión de dosis. Sin embargo, cualquier grado de pesadez, no siendo gastronómica, siempre es demasiada. A mí se me han pegado muchísimos pesados en esta vida, y es algo con lo que no puedo.  Me paso bastante tiempo de mi vida en el autobús. Es un mundo pequeñito y, por lo general, amable y familiar. También es el hábitat ideal del pesado. Que acecha, mimetizado con la raza humana común, camuflado tras una bolsa de la compra. Que examina el campo de acción para seleccionar a su próxima víctima. Sediento de oídos que saturar con su mortífera verborrea. Esta última vez, le tocó a una vecina que subía de la playa, con su cesta y su silla. Todo comenzó con una pregunta aparentemente inocente:
-¿Qué, señora? ¿Estaba hoy buena el agua?
-El agua, sí -contestó la mujer, entrando al capote sin saberlo- Pero me he tenido que venir, hijo de mi vida, porque había medusas a montones. Una lástima.
Entonces el mecanismo se dispara. No hay vuelta atrás:
- Claro. Es que lo de las medusas es tremendo. Porque no sé si usted sabe, que si hay tantas medusas, es porque ya no tiene depredadores. El principal comedor de medusas es el delfín (?), pero no hay delfines, porque los chinos vienen en barcos y los pescan para comérselos, además de los atunes. Todos esos barcos que ve usted entrar por el puerto, que parecen barcos normales, son barcos de pesca de los chinos. Con el permiso del Gobierno, claro. Y eso no es delito. A los que meten en la cárcel es a los desgraciados que roban gallinas (tipo delictivo que, como todos sabemos, es la lacra del siglo XXI:  en todas las guardias de Juzgado nos caen tres o cuatro) Porque, desde Felipe González.......blablabla.......
El buen hombre debía respirar por branquias. Porque, aparentemente, no tomó aire ni una sola vez en los dieciocho minutos que duró su diatriba (oh, sí. Los conté), que abarcó desde Felipe González, a la actual formación del Málaga, pasando por el caso Rumasa, la crisis griega, los tomates que ya no saben cono antes, y lo carísimo que se ha puesto el Mercadona, junto a otros varios tópicos que no logro recordar. Observar a la gente siempre es un espectáculo fascinante. Esto era como cuando veía en "El hombre y la Tierra" al águila cazar al rebeco y llevárselo a la guarida: el depredador en acción. La señora, al principio, iba intentando intercalar educadamente respuestas: "Sí, claro" "Dónde va a parar", "Eso digo yo".... hasta que fue dándose cuenta de que la conversación no requería mantenimiento alguno, por así decir..... Pero, en el momento en que relajaba la atención e intentaba mirar para otra parte, recibía una llamada al orden, así como: "Pero escuche, escuche, que esto no es todo..." Yo veía literalmente cómo se le iban vidriando los ojos, en el esfuerzo heroico que llevaba a cabo para hacer ver que escuchaba. De pronto se levantó, se despidió, (aún educadamente: toda una señora), y se fue. Tengo fundadas sospechas de que se bajó una o dos paradas antes de la que le correspondía. Me dió más pena. En serio. El palizas miró en derredor, a ver si encontraba a otro infeliz al que dar la brasa. Pero ya estábamos advertidos: el hombre que tenía enfrente se puso a mirar obsesivamente el móvil, la chica de al otro lado del pasillo se replegó al lado más cerca de la ventana y yo me puse las gafas de sol y saqué unos papeles del Juzgado que llevaba, cuyo contenido conocía perfectamente. Decepcionado, no tuvo más remedio que dejar la lengua en remojo. Cuando se bajó, el señor del móvil comentó, sobria pero elocuentemente:
-Ojú.....
 Y todos respiramos, al fin.
En serio, ¿no os da coraje? Sobre todo si te cortan la retirada. Porque yo puedo largar aquí la matraca y vosotros podéis decir:
-Vaya pestiño que me están contando hoy....
Y salir de la página y ponerte a ver "Pesadilla en la cocina", que es la mar de entretenido. Y aquí paz y después gloria. Pero cuando te acorralan para darte la brasa es mortal. Yo, como me estoy haciendo mayor, voy perdiendo las inhibiciones. Y sé que es cuestión de tiempo que, la próxima vez que me toque, le diga al cansino:
- ¿Se ha planteado usted en algún momento si me interesa un pimiento NADA de lo que me está contando?  Así que rebeláos. Sed maleducados. Olvidaos de los que os enseñaron en el colegio, viviréis mucho mejor.
Y tomad helado, también. Eso ayuda.
Ingredientes:
-375 ml. de leche entera
-375 ml. de nata.
- 2 huevos
- 150 gramos de arroz.
- Corteza de limón
-Un palo de canela
- Una pizca de sal.
- 150 gramos de azúcar, O 100 gramos de azúcar y 75 ml. de leche condensada.
- Canela molida.
Preparamos el arroz con leche, que, como veis, tiene que ser más cremoso y dulce de lo normal, poniendo a cocer la leche y la nata, el arroz, la pizca de sal, la corteza de limón y el palo de canela, unos 25 minutos o hasta que el arroz esté cocido. Dejamos enfriar un poco y añadimos los huevos batidos y el azúcar, o el azúcar y la leche condensada (que sirve también para que esté más cremoso). Retiramos el palo de canela y la corteza de limón y batimos todo, en batidora o Thermomix, hasta que nos quede una crema fina. La ponemos en un recipiente alargado, de manera que quede la mezcla lo más baja y plana posible, y la metemos en el congelador. Ahora tenemos dos opciones: ir sacando la mezcla cada hora y removerla bien con un tenedor, hasta unas cuatro o cinco veces, o sacar la mezcla congelada, irla rompiendo en trozos y batirla en la Thermomix o en la batidora hasta que la mezcla quede cremosa. Os he dicho lo de ponerlo en un recipiente bajo y plano, porque yo no lo hice, y me ha salido una especie de iceberg de crema de arroz con leche que he tenido que partir literalmente a base de martillo, emulando a Antonio Molina cantando "Soy minero".
Se sirve sacando las bolas con el utensilio para ello o con una cuchara, se espolvorea de canela molida por encima, y se adorna al gusto. Yo lo he puesto con galletas Napolitanas y cerezas, y en casa no se me han quejado. Ni esto.


El tiempo es vida. No permitáis que os lo hagan perder..... Salud.

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