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domingo, 7 de abril de 2019

FILETES RUSOS. O ese día en que todo empezó a importarme un pito de feria.

Hoy domingo se ha marchado mi hijo emancipado, al que he tenido unos días de vacaciones en casa, y está una con esa peculiar melancolía dominguera unida a la propia del día lluvioso y a la penilla materna por el ausente.  Aunque esta última me ha durado bien poco, cuando he entrado al cuarto del susodicho a dejar unos cachivaches suyos que había por el salón (mis hijos son fuerzas centrífugas hechas carne), y compruebo que, una vez más, el dormitorio parece el escenario de un crimen. Recojo lo que está a la vista de materia orgánica a medio consumir, antes de que cobre vida propia, y me apresuro a cerrar la puerta, ignorando todo lo demás: hoy no toca. Donde vive ahora es ordenadísimo; pero ahora se halla en la Pensión Mamá, todo confort, libre de gastos, servicio de habitaciones y lavandería incluidos. Hace años que he asumido mi absoluta ineptitud para ejercer de madre alfa y que mis hijos me tengan algún saludable temor. Ay, esos padres antiguos con la vara de avellano. Una por lo menos guardaba las formas y embutía la mezcolanza de ropa, zapatos y trastos en el armario, cerrando con la llave para que no vomitase su contenido en los momentos más inoportunos, lo cual, para mi desgracia, ocurrió alguna vez. Solía ser en sábado, cuando tocaba arreglar el cuarto y a veces me pasaban revista sin avisar. Más o menos así:
(Doce y media de un sábado por la mañana.  Yo, aún en estado de catalepsia postviernes. Madre fresca como una lechuga recién regada. Taconeo feroz hacia la salita/cuarto de la tele. La tragedia se masca en el aire)
-Nena, ¿has hecho el cuarto ya?
-Voooooy. Que está acabando "La bola de cristal". Me quedan dos o tres cosas.
-La bola de cristal.... Tu sí que cuentas bolas (Taconeo en sentido inverso).... ¡Es que NI HACER la cama! (Ropa cayendo al suelo) ¡¡¡Es que ni COLGAR un pantalón!!! (ropa cayendo al suelo) ¿Cómo te has hecho estos churretes en la chaqueta? (Mami, no quieras saberlo)  (Más ropa cayendo al suelo) ¿Y cuánta ropa te pusiste ayer para salir, hija de mi vida? (Estruendo) ¿¿¿PERO COMO tienes así el armario??? ¡So desastrada! ¿¿¿UNA LATA CON COLILLAS??? ¡¡¡QUE YO YA SE QUE FUMAS!!! ¿Y QUE HACE AQUI UN VASO DE TUBO? (¡Ostrisss! ¡Se me olvidó devolverlo a la barra en "Galeón"! ¿Por qué demonios acabaría en mi bolso?) ¿¿¿DOOONDE ESTARIAS TU ANOCHE??? (Me recorrí a cuatro patas Pedragalejo entero, madre) ¡¡¡ASI QUE NI BOLA, NI BOLO!!! ¡¡¡Ya puedes estar recogiendo el cuarto!!!
-¡¡¡Mamáaaa!!! ¡Me has tirado todo lo del armario al suelo! 
-Y ya lo puedes estar recogiendo y guardándolo en condiciones, que tienes aquí más mierda que el palo de un gallinero. Y a barrer y a fregar, y que no me vuelva yo a encontrar las colillas aquí metidas, que no sales.
 Y no salía. Así que me tenía que perder el final de La bola de cristal, que me encantaba, y ponerme a trapear y a recoger. Cualquiera no lo hacía....
 Y hoy día yo lo he intentado. De verdad.
(Veinticinco años después; doce y media de un sábado por la mañana. Del tiempo en que AUN tenía ilusiones de que recogieran su habitación, es decir, hace muuuuucho, pero que muuuucho, tiempo. Niño espatarrado en el sofá, con los cascos y el móvil, engullendo macarrones con tomate, fríos, directamente del táper. Tele puesta de fondo, a efectos meramente decorativos. Perro comiéndose con fruición una revista que todavía no he leído)
-Niño, ¿has arreglado tu cuarto?
-.........
-¡¡¡¡NIÑOOOOO!!!
-...... Mamáááá ¿me has dicho algo?
- ¡¡¡Que si has arreglado el cuarto!!! ¿¿¿Y no ves que el Curro se ha tragado la mitad del Micasa de este mes delante de tus narices???
-Ahhhhhh.... Y yo qué ssssssé......
-¡¡¡EL CUARTO!!!
- Ah. Eso. Ahora.
"Ahora", en boca de cualquiera de mis niños, es un concepto indeterminado que abarca el lapso de tiempo que va desde dentro de una hora y media, a dentro de cinco meses.
-¿Cuándo es "ahora"?
-Ahora.... Cuando vengáis del mercado me lo habré dejado hecho. De verdad.
Así que voy al mercado. Vuelvo del mercado. Y me encuentro el siguiente escenario:
a) El niño se ha ido, y no coge el móvil, ni contesta a mis furibundos mensajes de whattsapp.
b) El cuarto sigue hecho una cochiquera, y además hay una especie de laguna en el cuarto de baño, sobre la que flotan dos o tres de las toallas limpias que acabo de subir.
c) Se ha dejado al Curro atado a la mesa del salón y está lamiendo con fruición el táper vacío de los macarrones. 
Mi marido sugiere, lacónico:
-Castígale sin salir.
-Ya ha "salido" ¿Y por qué narices no le castigas TU?
-Pues cuando vuelva.
Vuelve a las dos horas y media. Cuando estamos recogiendo la mesa.
-Mamaaaaa ¿qué hay de comer?
-Comida. Te fuiste y no recogiste el cuarto. Esta noche no sales.
-Joeeeeer cómo te pones. Que ya recojo, pero que sepas que no iba a salir.
Salgo yo por la tarde, a unas compras. Al volver, me encuentro a mi marido leyendo el periódico, todo beatitud y feliz como Su Santidad  el Dalai Lama.
-¿Y el niño?
-Se ha ido.
-¡Pero si estaba castigado!
-Ah, ¿estaba castigado? ¿Y por qué no me lo dices?
-...............¡¡¡.%%%%&&&&&&&&&&&&&&&&&&!!!
A estas alturas estoy que echo las muelas. Llamo al infractor por teléfono. Naturalmente, no coge.  Nunca lo hace. Tecleo frenética ¿Dónde estás? ¡Estás castigado! ¡Y me dijiste que NO IBAS A SWWWkirrr!
A la media hora suenan seguidos varios  "bip" de mensaje.
Hola.
Mama.
No me acordaba.
Que no iba a SWWWkirr?
Con el cabreo, ni corrector, ni ná.
Estás castigado. Vente a casa. ¿Dónde estás?
Bip. Bip. Bip.
Que siiiii.
Voooooy.
En casa de Alberto.
¿Y cuándo vienes?
Bip.
Ahoooora.
Ese es el momento en que mi marido, todo beatitud, sigue feliz como Su Santidad el Dalai Lama y yo cabreada como la mona Chita. Y me pregunto por qué puñetas tengo yo que monopolizar siempre los berrinches domésticos, y que paso del mundo entero. Y me voy a preparar los filetes rusos, que nos gustan a todos. Y al cuerno la madre alfa, el niño, el padre del niño y el cuarto del niño. Una hizo lo que pudo. Mamá ¿cómo lo lograbas?
Ingredientes:
-Medio kilo de carne picada, cerdo y ternera a partes iguales. o al gusto.
-Sal y pimienta.
-Un diente de ajo
-Unas ramas de perejil fresco
-Un huevo.
-Pan rallado.
-Zumo de un limón.
Se mezcla la carne picada con el diente de ajo y el perejil picados muy finos. Se añade sal y pimienta, el huevo y el zumo de limón, y se mezcla todo muy bien. Luego se añade pan rallado de manera que quede una masa moldeable pero no demasiado dura. Es conveniente tenerlo unas horas en la nevera para que la carne tome el gusto, aunque no es imprescindible. Yo muchas veces lo congelo así en una bolsa y luego no tengo más que seguir los últimos pasos. Luego se forman bolitas que se aplastan como si fueran hamburguesas pequeñas, se pasan por más pan rallado y se fríen en aceite bastante caliente. Su compañía natural son las patatas fritas, pero las guarniciones son infinitas. Como se puede ver, el nivel es de primero de parvulitos. Fácil, cómodo, rápido y buenísimo, y un clásico de esta vuestra casa.

Hoy día sigo pensando que las energías de uno tienen un límite, y que hay que elegir las batallas que se libran. Recomiendo mucho seguir la corriente filosófica Me Importa Un Güito. La deja a una como una seda. Y cerrar las puertas de los cuartos, que es fundamental.
Be water, my friend, o lo que viene a ser lo mismo: que le den al sursumcorda. Feliz semana a todos...

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