Buscar este blog

domingo, 28 de julio de 2019

ENSALADA DE COSAS RICAS.

Mis queridos amigos, soy profundamente feliz, porque me quedan tres días para echar el cerrojo y tomarme las vacaciones. Siempre cruzando los dedos: los dos o tres días finales de julio son aquellos en que a algún juzgado, o a algún cliente, siempre se le rompe una tripa. Y cuando digo siempre, es siempre. Tampoco serán el mes completo: a final de agosto tengo dos guardias (y me deshice de una tercera), para que me vaya entreteniendo y no eche de menos el curro, por improbable que sea que esto último pueda llegar a ocurrir.  De cualquier modo, se extienden ante mí días gloriosos de siestas y apagón mental. Así es como he descubierto mi verdadera vocación, después de años de seria autorreflexión. ¿Cuál es el sentido de mi vida? ¿A qué he venido a este mundo? La respuesta: mi verdadera vocación es ser vaga y no pegarle un palo al agua. Y mira que me ha costado descubrirlo, porque gracias a una eficaz educación tradicional  me convirtieron en una superwoman de provecho. Yo en casa no me podía sentar más de cinco minutos seguidos. Si me ponía a ver la tele después de comer, allí estaba doña Dispuesta para sacarme de mi feliz asueto:
-¿¿¿Qué haces ahí, con todos los platos sin fregar??? ¿Es que NO SE TE ESTREMECE EL ALMA? ¡YA TE ESTÁS YENDO PARA LA COCINA, QUE ERES MÁS FLOJA QUE UN MUELLE GUITA!
-Pero, mamá.....
-¡Ni pero, ni manzana! ¡A fregar, te he dicho!¡SO VAGA!
Y a fregar nos íbamos yo y mi alma sin estremecer, qué remedio, aunque estuviera a punto de empezar el Falcon Crest, que por cierto ella sí que veía muy cómodamente. En su favor, hay que decir que luego me contaba el principio:
-Que la borracha ha intentado matar a la madre y la Melissa, que está más rascá que la espalda un violín, se quiere ligar al rubianco ese "Lloberti" hijo de la que tiene cara de hombre, ¿cómo se llama?
-Maggie Gioberti, mamá.
-Eso, igual que la peluquera. Qué le gustan a esa mujer las hombreras, que lleva en el hombro más gomaespuma que el del butano, y qué chaqueta más malamente hecha, por Dios.
Hay que tener en cuenta que doña Pepa, a las siete de la mañana, ya estaba de punta, llamándonos a la hora correspondiente a todos: a papi con una relativa suavidad y a mí a grito pelao desde el salón, en la otra punta de la casa cual muecín llamando a la oración. Toda la calle sabía a la hora que yo me levantaba. La (incómoda) dispuestez de la generación de mi madre era prodigiosa: estaba muy mal visto una mujer sin hacer nada, y se me transmitió tan bien, que en cuanto mami entraba por la puerta, yo saltaba del sillón para que me pasasen revista.
-¿Has estudiado ya?
-(¡SEÑOR! ¡SI, SEÑOR!) Síííí, mamáááá.
- No mires tanto para arriba, y a pelar patatas, que quiero hacer tortilla.
Me ha costado años recuperar el sencillo placer de estar tumbada a la bartola sin sentir remordimiento por todo lo que queda por hacer, ya que en una casa, eso nunca se termina. Parecía como si el sofá me pinchara. Era como la del chiste ese que circulaba hace unos años por Facebook, que me emocionaba y todo cuando lo leía: mi marido decía que se iba a la cama y se iba, y yo decía que me iba a la cama, pero por el camino iba: 1) quitando los platos de la cena, 2) preparando los bocadillos para el recreo, 3) dejando lista la cafetera,4) firmando las innumerables notas admonitorias de los profesores de mis hijos, 5) planchando los uniformes, 6) anotando mentalmente que tenía que comprar más polos blancos, porque todos tenían cercos de Cola Cao u otras sustancias de origen desconocido imposibles de quitar, 7) comprobando que se lavaran los dientes, 8) subiendo ropa del tendedero, 9) quitándome el maquillaje medio dormida,10) contando un cuento a los niños, dormida del todo, 11) niño, que te salgas de la cama de tu hermano y dejes de meterle el pie en la boca, 12) mamá, quiero agua/no tengo sueño/mi hermano me está chinchando, 13) mamá, tengo que tener para mañana a primera hora una cartulina rosa y papel pinocho (¿¿¿NO ME LO PODIAS HABER DICHO ANTES???) 14) me dejo caer en la cama en estado de catalepsia, 15) salto de la cama, presa del pánico, a la una menos cuarto de la mañana, ¿a qué hora tenía el juicio? y bajar despavorida a por la agenda.16) Etcétera, etcétera.
Así, día tras día. Año tras año. De manera que al echar la vista atrás, tengo una visión de mí misma como una especie de estela borrosa recorriendo todas las habitaciones, como en los dibujos del Correcaminos o Speedy Gonzáles. ¿Y para qué? ¿A dónde llegué antes? Una buena mañana abrí los ojos y descubrí que los niños habían crecido, que se acabaron los uniformes y los bocadillos y que si se quedaban sin madre siempre podían hacerse una nueva con una impresora 3D. Y, en definitiva, que nadie es imprescindible y que estaba hasta el unicornio de pasarme la vida corriendo. Así que intento cultivar, aunque de momento con un discreto éxito, el muy noble arte de la vagancia en mis escasos ratos libres, con el sueño de poder un día dedicarme a ello a jornada completa. Por lo pronto, este mes apago el móvil del trabajo y castigo los códigos de cara a la pared. No estoy. Sorry.
El nombre original de esta ensalada, clásico en celebraciones familiares de la casa,  es "Torbellino de colores y sabores", de un recetario de la Thermomix, pero encuentro el nombre muy pamplinoso, muy largo, y muy de gastrobar. Yo siempre la llamo ensalada de cosas, pero añado lo de "ricas" porque muy prometedor, la verdad, no suena. Pero sí, está rica y queda muy mona. Yo aquí la serví en una fuente rectangular, y, dicho sea de paso, no era mi intención que la lechuga quedase como la peluca de Charlie Rivel. Que sí, mirad la foto. La verdad, queda mejor en una fuente redonda...
Ingredientes:
-Una lechuga hoja de roble o lollo rosso.
-300 gramos de queso brie
-250 gramos de jamón serrano cortado en lonchas finas.
-Un melón pequeño.
Para los pimientos confitados:
-300 gramos de pimiento rojo.
-200 gramos de azúcar (yo puse 100)
-100 c.c. de vinagre.
-50 c.c. de agua.
Para hacer los pimientos en la Thermomix, se ponen en el vaso y se trocean 7 segundos a vel. 3 1/2. Se bajan los trozos con la espátula, se añaden los otros ingredientes y se programa 30 minutos, varoma, velocidad 1, sin el cubilete, para que evapore. Sin Thermomix, se trocean pequeños los pimiento y se ponen en una sartén con todos los ingredientes, a fuego medio, hasta que se haya evaporado prácticamente todo el líquido y los pimientos se queden caramelizados.
Se hacen bolitas con el melón, con la cucharita que hay para eso, o como mejor se pueda, y se rodea cada bolita con una loncha de jamón serrano. El queso se trocea, y ya todo se reduce a colocar los ingredientes con más o menos gracia, todos alternados. Se aliña un poco la lechuga troceada con sal, aceite y vinagre, se pone en la mesa de la celebración y queda la mar de cuqui. Además, está buena y todo.


Así que me despido durante este mes hasta la vuelta, a coger energías, a dedicarme al autoombliguismo y a no hacer nada de provecho, a ser posible. Nos vemos a la vuelta..... feliz e improductivo mes de agosto para todos.

1 comentario:

  1. Me encanta!!! Comparto totalmente la idea. No quiero ser super woman, lo tengo clarísimo!! Quiero ser happy woman, siendo yo. :)

    ResponderEliminar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.